Año CXXXVI
 Nº 49.828
Rosario,
miércoles  30 de
abril de 2003
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De igual a igual
La bioética propone una relación igualitaria entre el médico y el paciente

Desde tiempos remotos, el enfermo ocupa un lugar pasivo en relación al médico, quien ejerce como única fuente de saber. Esta concepción hace que se desentienda de su curación y deposite la salud en manos del profesional. Con el tiempo y el advenimiento del mundo moderno, de la misma forma que ocurrieron avances tecnológicos, surgieron cambios en los comportamientos y actitudes, y con ello, el enfermo ocupa una posición más activa participando del tratamiento para su curación. A pesar de ello, coexisten ambos comportamientos.
La bioética -estudio sistemático de la conducta humana a la luz de los principios y valores morales- cuestiona el modelo paternalista de la relación médico-paciente y propone una comunicación igualitaria, donde las decisiones sean compartidas.
El filósofo y médico José Alberto Mainetti de la ciudad de La Plata, a su paso por Rosario para el dictado de una conferencia sobre el paradigma de la bioética en la medicina actual, dijo a La Capital que "en la medida en que la salud empieza a ser comprendida como bienestar y calidad de vida, los pacientes empiezan a adquirir un protagonismo que no tenían. En otras palabras, enarbolan una bandera que es el concepto de la autonomía referido a la libertad de decisión".
"En los inicios de la medicina, el médico se ha comportado como un padre que tiene las mejores intenciones para su hijo, y no necesita consultarlo. El profesional resolvía lo que consideraba su bien al tiempo que éste era obediente", agregó el investigador del Conicet y miembro de la Academia Nacional de Medicina.
Dentro del campo de la bioética, además de los cambios surgidos en la relación médico-paciente, caben cuestiones tan diversas como las ciencias biomédicas, la guerra y las investigaciones sobre la ética sexual, el suicidio y la política del control de la natalidad. Los principios que la rigen son tres: autonomía o respeto de las personas; beneficencia, obligación ética de aumentar los beneficios y reducir los daños y perjuicios; y justicia, sustentada en la obligación ética de dar a cada uno lo que verdaderamente necesita o corresponde, en consecuencia con lo que se considera correcto y apropiado desde el punto de vista moral.
Por todo esto, no se la debe limitar sólo al ejercicio de la medicina, sino que debe encontrar todas aquellas vías que expliquen la relación más completa entre el ser humano y las ciencias de la salud.
"Sin dejar de ser una potente herramienta moral -apuntó-, uno de sus objetivos es encontrar un nuevo marco racional y creativo. También debe ser capaz de integrar los avances del quehacer médico diario para el bien y en aras de la conservación de la vida", remarcó Mainetti.


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