Año CXXXVI
 Nº 49.825
Rosario,
domingo  27 de
abril de 2003
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Los cafés, nuevo espacio de tertulias políglotas en Capital Federal
Los habitués llegan y se saludan en francés o en italiano. Una extraña cofradía que se expande

Miles de personas se reúnen para dialogar en el idioma extranjero que aprendieron y que no quieren perder, en casi 20 confiterías de Capital Federal y el conurbano, donde, según la hora a la que llegan, se saludan en inglés, francés, italiano, portugués o alemán.
Los que participan de esta actividad cada vez más numerosa se llaman talktimers, tienen su página en Internet -www.talktime.com.ar- y hasta un carnet que los identifica, como si formaran parte de una organización secreta y exclusiva, pero que no tiene otra finalidad que permitir el acceso a descuentos en los cafés.
Sin embargo, cualquiera puede sumarse a esta cofradía sin más requisito que hablar un idioma extranjero y ofrecer respeto mutuo, además de pagar la consumición que pidió, por lo que los dueños de los bares convocan al movimiento.
El café Dalí, Junín 1950, es el más políglota de la Capital Federal: en él se puede hablar en cualquiera de los cinco idiomas citados; en el Palais de Glace, Posadas 1725, rige el francés; el italiano, como es obvio, en el Círculo Italiano, de Libertad 1264, y el inglés, en el Café del Lector, de Agüero 2502, y -curiosamente- en el Café Molière, de Juncal 1293.
En San Isidro, se puede hablar en francés o inglés, en el Café Orient Express, de Dardo Rocha 1934; en Olivos, los amantes del italiano van al Bar Gandini, de Ricardo Gutiérrez 1082, y los del inglés, al Café Clásica Victoria, de Pasaje Lamarca 399.
La cuna de los talktimers -el Café Doña Música, de Ricardo Fernández 1154, en Ingeniero Maschwitz- es para practicar italiano y portugués; en Castelar, el Café Brownie's, de avenida Arias 2428, recibe a los parlantes de inglés y francés, y lo mismo sucede en Wilde, en el Café Palazzo.
La movilización la inició Felipe Flieff, un vecino de la localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz, en una confitería llamada Doña Música, ubicada frente la plaza central de la zona.
Desde allí, el movimiento llegó a Palermo, Belgrano, Recoleta y Puerto Madero, para extenderse ahora a Wilde, Olivos, Martínez y Castelar. Pero no se detiene: según las últimas comunicaciones, van a ir a las provincias y también a varios países latinoamericanos.
La actividad es muy simple y ordenada: se juntan para charlar en idiomas extranjeros, pero, de ninguna manera, se puede convertir "en un grupo de solas y solos, de terapia, de contención, de proselitismo político, ni de adoctrinamiento religioso", puntualizó Flieff. (Télam)


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