Año CXXXVI
 Nº 49.825
Rosario,
domingo  27 de
abril de 2003
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Los agencieros reclaman estrategias para recuperar a los apostadores perdidos
Hacen fuerza para que los juegos de azar repunten
La crisis y los premios "acorralados" les espantaron clientes. Tras la debacle, ahora se van acomodando

Los juegos de azar sufrieron una importante caída en los últimos dos años, y sobre todo a partir del corralito y el corralón, pero en los últimos meses lograron repuntar respecto del catastrófico primer trimestre de 2002.
La lotería, el quini 6, el brinco y el loto perdieron apostadores, en algunos casos hasta un 70% entre los primeros meses de 2000 y los de 2003. Al castigo de los bolsillos santafesinos se sumaron el corralito y el corralón, que atraparon los premios y espantaron a muchos apostantes.
La recaudación general, sin embargo, quedó pareja respecto de hace dos años gracias a la influyente quiniela, que representa más del 80% de los ingresos y que siguió su curva ascendente: creció un 14,99% desde 2001 y un 44,74% desde 2002.
Y justamente en la quiniela están puestas las esperanzas de recuperar clientes: los agencieros pidieron a la Caja de Asistencia Social de la provincia que aumente la apuesta de 600 a 700 pesos para ganarle interesados a la clandestina.
"El del año pasado fue un golpe grande, el peor de los últimos diez años", recordó Pascual Lanzillotta, uno de los tres mayoristas de la ciudad. "Con el corralón la gente restringió muchísimo sus gastos, en incluso en la Navidad de 2001 hubo que postergar un sorteo. Según sus cálculos, desde antes del corralón hasta la fecha la merma fue de un 30%.
Los agencieros sufrieron mucho la caída de las ventas. "Es que el corralito les dejó los premios adentro de los bancos, y el apostador quiere cobrar en seguida", contó un comerciante del centro.
En efecto, con el corralito y su versión más dura del corralón los ganadores de las apuestas se vieron obligados a depositar los cheques en los bancos y sus premios se veían sometidos a las generales de la ley. "Ahí se fue mucha gente, y algunos no volvieron más", recordó el mismo comerciante.
Según los consultados, la lotería estuvo entre los más golpeados. Perdió el 35% de recaudación respecto de 2001 y un 60% desde el 2002. Es que pagaron tributo a su precio: con los 13,20 pesos la parte en la de Santa Fe y 10 en la de Córdoba, los 300 mil pesos de premio no llegan a tentar.
La quinela fue sin dudas el colchón de toda la Lotería. Creció un 17,47% respecto de 2000 y un 44,74% comparando los tres primeros meses de 2002 y los de este año.
En este caso, los mismos mayoristas armaron su propia red para contener a los apostadores: comenzaron a pagar ellos mismos. "Esto hizo que la quiniela fuera la primera en recuperarse", explicó Lanzillotta.
Ahora, los agencieros se preparan para enfrentar las consecuencias de la instalación de casinos, bingos y máquinas tragamonedas. Están convencidos de que la torta del juego es una sola y de que los nuevos negocios no generarán nuevos apostadores, sino que se los sacarán a ellos.
En virtud de este nuevo escenario, los tres mayoristas (Lanzillotta, Daniel Tedeschi y José Domené) mantuvieron recientemente una reunión con las autoridades de la Caja de Asistencia Social.
Allí pidieron que se eleve la apuesta de las tres cifras de 600 a 700 pesos por sorteo, de modo tal de poder atraer al juego oficial a una parte de los apostadores de la quiniela clandestina.


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