Año CXXXVI
 Nº 49.825
Rosario,
domingo  27 de
abril de 2003
Min 12º
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cartas
Collas despojados de bandera

La soberanía en el territorio nacional se ejerce, no se declama. Y en ese sentido, los habitantes de San Antonio de los Cobres, a más de 3.700 metros de altura, en la Puna jujeña, no sólo defienden con su presencia los confines más recónditos de la patria, sino que muestran orgullosos los testimonios de la cultura que supieron heredar de sus antepasados. Sin embargo, para la empresa concesionaria del Tren a las Nubes, el consorcio integrado por Dinar Líneas Aéreas y La Veloz, parece ser que los collas del lugar no merecen izar la bandera junto a los turistas, porque decidieron que sólo podrían participar de la ceremonia detrás de una valla de madera, sin tomar contacto con los visitantes. Ante la consulta al personal de la empresa acerca de los motivos de este despojo, dijeron que algunos turistas se habían quejado porque los habitantes de San Antonio los molestaban con la venta de productos. Personalmente dudo que ese sea el motivo porque en ningún momento sentí eso; por el contrario, la riqueza de la experiencia está justamente en mezclarse con ellos y compartir el sentimiento que inspira la bandera izada en esas latitudes. Tomar contacto con ellos es una experiencia que recomiendo no sólo por la magnificencia del paisaje sino porque muestra a los habitantes de las grandes ciudades cuánto nos queda por aprender de aquellos que llevan siglos pisando suelo argentino. Los niños y las mujeres collas lejos están de la miseria ciudadana que degrada y somete. Allí la dignidad se traduce en sus rostros lastimados por el viento y el sol de las alturas. Ellos no piden limosna, sino que ofrecen el producto de su trabajo en lana de llama o cerámica. El episodio sirvió para preguntarme qué habíamos hecho los argentinos para que esto ocurriera, y también, qué podíamos hacer para evitarlo. En el fuero íntimo, prometí no olvidar lo que vi, escuché y sentí.
Silvia Lo Presti


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