El empleado de un locutorio quedó acusado de complicidad con un grupo de ladrones de computadoras que hace casi un mes había vaciado un cibercafé de avenida Francia al 400. Lo hizo al facilitarles las llaves de un pasillo lindero al local asaltado y hasta la casa de su suegro, para que pudieran acceder al sitio y luego guardar el botín sin ser descubiertos desde el exterior. La banda a la que "asistió", según pudo establecer la policía tras una investigación, estaba integrada además por dos hombres jóvenes y tres adolescentes de entre 13 y 16 años, quienes fueron detenidos antenoche en una serie de allanamientos en los cuales se hallaron varios equipos informáticos.
Los investigadores sospechaban, en base a la cantidad de artículos de informática secuestrados en los allanamientos, que el grupo pudo operar en otros hechos similares en los cuales se utilizaría el locutorio como pantalla.
El robo ocurrió el pasado 31 de marzo en el cibercafé de Francia 474. Su titular, Sebastián Saldaña denunció que un grupo de ladrones se introdujo en horas de la madrugada y robó 7 computadoras completas y 400 pesos en efectivo. La investigación de ese delito quedó a cargo de la seccional 7ª que mediante un cruce de datos a raíz de otra sustracción ocurrida el 23 de abril en un negocio de artículos de decoración de Urquiza al 3200 comenzó a descubrir la actividad de una banda.
La dueña del mencionado negocio denunció la sustracción de una computadora, un equipo de música y una cámara digital. Los investigadores cruzaron información de ambos hechos y llegaron hasta un chico de 14 años, quien admitió haber participado en el segundo robo. El adolescente entonces entregó el nombre de quien compró la cámara digital. Se trata de un empleado de una empresa de transporte que funciona en la Estación Terminal de Omnibus. "Con el arresto del pibe y de este hombre, de apellido Greco, comenzamos a dar con la banda", comentó un vocero policial.
De tal manera y con las declaraciones de los imputados fueron arrestados dos hermanos de 14 y 15 años, según la policía, pertenecientes a un hogar de menores de Vera Mujica al 500. La pista de los chicos condujo de esa forma hacia dos jóvenes de 23 y 18 años, Walter Darío Bobadilla y Andrés Rafaelli, quienes admitieron su participación en el atraco al cibercafé, pero aclararon que fueron contratados por el empleado de un locutorio ubicado en Urquiza al 3100.
Recuperados
El empleado fue identificado por voceros policiales como Alberto Toledo, de 25 años. Los investigadores establecieron que Toledo les había prestado las llaves de un pasillo lindero al local de internet, donde vive su suegro, para que los ladrones pudieran ingresar al inmueble sin ser vistos desde el frente. Incluso les había cedido la vivienda de su pariente como depósito. El presunto autor intelectual del asalto utilizó además su automóvil Peugeot 505 para trasladar los elementos robados.
Con esos indicios la policía pidió una orden de allanamiento para el domicilio de Toledo, en Derqui y Circunvalación, que el juez Carlos Triglia firmó el jueves a la noche para el domicilio. En el procedimiento, los agentes de la 7ª hallaron 7 CPU, equipos de audio y video, juegos y plaquetas de discos rígidos. Muchos de los elementos de informática pertenecían al cibercafé de avenida Francia.
"Por precaución, mientras se hacía el allanamiento en Derqui, policías de civil montaron una vigilancia en el pasillo donde vive el suegro de Toledo. Justo en ese momento sacaban dos equipos más de computación que cargaban en el Peugeot", agregó una fuente. De todos los detenidos, los únicos que recuperaron la libertad fueron los menores y Rafaelli, según trascendió.