Bagdad y Washington. - La Casa Blanca dijo ayer que el presidente George W. Bush anunciará la semana próxima el fin de la Guerra en Irak, aunque estimó que las tropas estadounidenses permanecerán en el país del Golfo unos dos años. Bush dirá que las operaciones militares contra un ejército iraquí organizado concluyeron. Sin embargo, las fuerzas armadas estadounidenses siguen estando amenazadas por los ataques de francotiradores y combatientes irregulares. El discurso está programado para el próximo jueves, durante una visita del mandatario al portaaviones USS Abraham Lincoln, que participó en la guerra y se encuentra de regreso a San Diego, California.
Al ser interrogado sobre la duración de la presencia en Irak de las fuerzas de la coalición, Bush estimó que la instalación de los nuevos dirigentes iraquíes llevaría al menos dos años. "La gente dice que EEUU debe irse de Irak. Lo haremos cuando hayamos cumplido nuestra misión", declaró Bush.
Por otra parte, Washington presentará la semana próxima ante el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución que prevé el levantamiento de todas las sanciones internacionales contra Irak, según el diario Washington Post, que cita a altos responsables estadounidenses. Esta resolución dejaría en manos de EEUU el control de los ingresos iraquíes derivados de la exportación de petróleo hasta que una autoridad provisional tome posesión en Bagdad. La misma resolución, afirma el diario, dejaría a la ONU una función meramente consultiva, cuando hasta ahora tiene el control del programa Petróleo por Alimentos establecido como parte del embargo a Irak.
El general Tommy Franks, comandante de las fuerzas aliadas que ocupan Irak, también reconoció ayer que la presencia de sus tropas en este país podría durar "meses, un año o dos". "No sé cuánto tiempo será necesario", dijo el general porque no está claro aún cuánto tiempo los iraquíes necesitarán para superar las diferencias entre ellos.
No a un Estado pro-iraní
Su superior jerárquico, el jefe del Pentágono, Donald Rumsfeld, advirtió nuevamente que no tolerará un régimen pro-iraní en Irak y que "una minoría vociferante que clame transformar a Irak a la imagen de Irán, no será admitida", en alusión a la peregrinación de algunos millones de shiítas en la ciudad santa de Kerbala. Ayer, Bush expresó su deseo de que Irán atienda a los llamamientos de su país para que no se inmiscuya en los asuntos de Irak y pidió a otros países que exijan lo mismo a las autoridades de Teherán.
Los shiítas, que representan un 60% de la población iraquí, fueron excluídos del poder por el régimen de Saddam Hussein, esencialmente compuesto de sunnitas (25%), y esta semana hicieron una fuerte demostración de fuerza con una multitudinaria peregrinación en la ciudad santa del sur de Irak.
Parte de las autoridades religiosas shiítas, que hoy controlan la administración de Kerbala, se pronunció a favor de implantar un gobierno islámico en Irak, y afirmaron que no acatarán a un gobierno de ocupación.
En Bagdad, un alto miembro religioso shiíta enunció ayer los principios que tendrían que regir el futuro gobierno iraquí, subrayando que el próximo mandatario debería ser musulmán. Mientras predicaba en el mausoleo Kadhem, un imán shiíta de Bagdad, el jeque Mohamed Yacubi, indicó que estos principios habían sido dictados por la "Hawza" de Najaf (centro de Irak) que reúne a los principales dignatarios de la comunidad. "La formación de un gobierno interino, nacional e independiente debe acelerarse. Y para ello debe celebrarse una conferencia que reúna a todos los grupos religiosos y étnicos", añadió Yacubi, en una postura más moderada que la expresada por los clérigos en Kerbala.
En apoyo a estas reivindicaciones, los religiosos de Najaf convocaron a una manifestación para el lunes en Bagdad, indicó Yacubi. (Télam y DPA)