Pekín. - Tras la caída del régimen de Saddam Hussein en Irak, Corea del Norte -otro de los miembros del "eje del mal" del presidente estadounidense, George W. Bush- ha vuelto a saltar al centro del interés internacional. Las afirmaciones norteamericanas acerca de que Pyongyang ha admitido por primera vez que posee armas nucleares han causado una nueva ola de conmoción en toda la región asiática. Las esperanzas de que el conflicto por el controvertido programa nuclear norcoreano, que ya dura más de seis meses, pudiera solucionarse pronto se volvieron a desvanecer, un hecho que también ensombrece el proceso de acercamiento intercoreano.
El desarrollo de las conversaciones que ayer terminaron en Pekín entre EEUU, China y Corea del Norte parece confirmar las predicciones de todos los que habían vaticinado un largo período de negociaciones por el conflicto nuclear. El ministro del Exterior surcoreano, Yoon Young Kwan, habló esta semana de la posibilidad de que, al igual que las negociaciones con Pyongyang de los años 90, las conversaciones para dirimir el actual conflicto se prolonguen uno o dos años.
Tras un maratón negociador de 18 meses, en 1994 EEUU y Corea del Norte lograron pactar un acuerdo marco por el que se prometieron a Pyongyang dos reactores nucleares modernos y combustible pesado, a cambio de que abandonara su programa atómico. El reconocimiento por parte de Pyongyang de haber estado desarrollando en secreto un programa nuclear no supone sin embargo ninguna sorpresa para Washington. Además, no cambia para nada la base de las futuras negociaciones con el Estado comunista. Washington exige de Pyongyang un abandono demostrable de su programa atómico. EEUU acudió a las conversaciones en Pekín con la convicción de que Corea del Norte ya tiene armas atómicas o que por lo menos cuenta con material suficiente como para fabricarlas.
Interrogantes
El gobierno de Bush no quiere caer de nuevo en negociaciones como las de 1994. Además, la Casa Blanca ha rechazado hasta ahora categóricamente la demanda de Pyongyang de que firme un pacto de no agresión. Pero el comportamiento de Corea del Norte deja sin respuesta muchas preguntas. Hasta el momento, Pyongyang sólo había hablado de su derecho a poder desarrollar armas atómicas.
Se desconoce si Corea del Norte persigue tener un arsenal nuclear como garantía de supervivencia y disuasión ante un temido ataque militar norteamericano o si quiere usar la cuestión nuclear como as en la manga en el juego diplomático para lograr, según observadores, ayuda económica y garantías de seguridad.
En los últimos días, Corea del Norte ha dejado claro a través de sus medios de comunicación que sólo una gran fuerza disuasoria puede garantizar la soberanía del país. A juicio de Pyongyang, la solución al conflicto nuclear se basa en que EEUU esté dispuesto a realizar un "valeroso cambio en su política hostil" hacia el país comunista.
A juicio de los expertos, el reconocimiento norcoreano de poseer armas nucleares podría afectar a su relación con Pekín. Al igual que los vecinos Corea del Sur y Japón, China ha dejado claro que no quiere ver armas nucleares en la península Coreana. Por temor a una confrontación militar en su frontera y en vista de las amenazas emitidas, Pekín urge a alcanzar una solución pacífica, ya que también Washington ha declarado que deja "abiertas todas las opciones". (DPA)