Año CXXXVI
 Nº 49.824
Rosario,
sábado  26 de
abril de 2003
Min 16º
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cartas
Discrepancias con un editorial

Lamento contradecir la nota editorial de La Capital del pasado sábado 12 de abril en la que se consigna que la decisión del gobierno provincial de lanzarse con todo empuje a la educación sexual de los adolescentes es un triunfo del sentido común. Lejos de ser un gesto encomiable pienso que es un avance doblemente negativo: por una parte se pasa por alto el derecho natural de educar a los hijos que tienen los padres y el consiguiente ejercicio de la patria potestad, que sigue vigente mientras el menor sea menor; por otra parte esto no hará sino contribuir a la iniciación temprana de la actividad sexual de los jóvenes acrecentando el clima de promiscuidad que ya se vive en algunos colegios. Ni qué hablar de los lugares de diversión. No se trata de que la decisión gubernamental pueda "afectar principios de índole religiosa", se trata de que el verdadero sentido común consiste en dejar que en temas tan delicados los jóvenes reciban la educación de sus formadores primeros y naturales, que son sus padres. Como si todo fuera poco, se les proporcionarán elementos anticonceptivos, la mayoría de los cuales resultan abortivos, cuestión científicamente comprobada. Además, resulta del todo absurdo, salvo si tomamos en cuenta que este tipo de decisiones gubernamentales vienen impuestas desde el Banco Mundial, Unicef y otros organismos de las Naciones Unidas, que tienen puesta la mira en que el país aparezca cada vez más despoblado, porque de ese modo se cumple el objetivo de que esté más facilmente dominado. Sería demasiado ingenuo y es demasiado poco serio evaluar que de pronto se impone la necesidad de dictar educación sexual en los colegios y no advertir los millones de dólares que cuestan estas campañas y el ingente negocio que hacen los laboratorios que se dedican a la producción de anticonceptivos. Por eso discrepo, respetuosamente, con el editorial de La Capital del 12 de abril y sugiero al gobierno provincial
que en lugar de procurar la inexistencia o muerte de los comensales, agrande la mesa y sobreabunde el pan.
DNI 4.519.113


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