| | cartas Duhalde y Castro
| La abstención de la Argentina en condenar a Cuba en las Naciones Unidas por sus violaciones a los derechos humanos dispuesta por Duhalde es vergonzosa, absurda y dañina. Justamente ahora que aprovechando la ola de antiamericanismo por la guerra de Irak, Castro profundiza la represión de su régimen apresando y condenando a morir en sus cárceles a 75 disidentes y fusila a otros tres. Duhalde cambia la política de Estado que bajo tres presidentes -incluso él mismo, hasta ahora- ha observado nuestro país desde 1990. Sus argumentos son pueriles: dijo que no corresponde condenar a un pequeño país, con lo cual sostiene que a un país grande sí cabría condenarlo por su política violatoria de los derechos humanos; pero que el régimen de un país pequeño goza de inmunidad por mas tiránico que sea. Luego expresa que Cuba es un país bloqueado, lo cual no es verdad porque cualquier nave o avión es libre de entrar o salir de allí con el consentimiento de sus autoridades. Y aunque lo fuese ello no justifica los crímenes de Castro. Luego hizo referencia al conflicto de Irak como si tuviera que ver una cosa con la otra. Pero con su asociación extiende los daños de la guerra de Irak al sufrido pueblo cubano, en especial a los opositores al régimen castrista y a la causa de la libertad, que es universal. La ética exige que nuestro país condene a todos los gobiernos y regímenes violatorios de los derechos humanos, sean chicos o grandes, estén en el continente que estén. El asunto es si en Cuba se violan o no los derechos humanos y no si es un país grande o chico, embargado o no. Hemos roto la solidaridad con el pueblo cubano que padece la más larga tiranía de la actualidad. Y la actitud de Duhalde obedece a un mezquino cálculo electoralista: subirse a la ola del antiamericanismo y arrimarle votos progresistas a su candidato para asegurarse en el próximo gobierno una cuota de su poder e impunidad política o jurídica para sus desaguisados. Pero además es una actitud imprudente porque con ella choca con la postura de Estados Unidos y Europa, nuestros acreedores externos que manejan el Fondo y el Banco Mundial. De esta manera, este gobierno de transición que el pueblo no votó compromete no sólo al futuro gobierno sino también a nuestro porvenir. No va a ser Cuba la que nos pueda ayudar a salir del abismo en que estamos. Raúl Ghione
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