China y Hong Kong reportaron ayer 10 nuevas muertes por el síndrome respiratorio agudo grave (Srag), mientras Pekín trataba de impedir que sus habitantes viajaran al interior del país en un esfuerzo por contener el avance del letal virus asociado con la enfermedad.
Según datos del Ministerio de Salud citados por la agencia oficial de noticias Xinhua, el índice de muerte por el síndrome en China, eje del brote que ha matado a 236 personas e infectado a unas 4.300 en 25 países, aumentó de cinco a 97.
Hong Kong también reportó otras cinco muertes por Srag, lo que eleva su cifra total de muertos a 99, la más alta en el mundo hasta la fecha. Asimismo, el gobierno de esa ciudad informó de 32 nuevos casos de la rara variante de neumonía.
Después del aumento del número de casos en Pekín en dos días, China advirtió a sus ciudadanos que no viajaran a las provincias donde, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pueden existir brotes mayores.
La advertencia se emitió antes de una reducida celebración de la Semana Dorada para conmemorar el 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, cuando decenas de millones de chinos viajan a sus pueblos natales.
El representante de la OMS en China, Henk Bekedam, dijo que "frenar el Srag sería un gran desafío" en ese país y añadió: "Creo que tendremos un brote muy grande".
Este sombrío pronóstico fue reforzado por el primer ministro Wen Jiabao, quien manifestó en un discurso que el sistema de salud de China era inadecuado en las zonas rurales, donde reside el 70 por ciento de los 1.300 millones de habitantes de la nación.
La epidemia de Srag podría diseminarse rápidamente y "las consecuencias podrían ser desastrosas", expresó Wen.
Pekín suspendió las clases en 280 escuelas de Haidaian, el distrito tecnológico de la ciudad, cediendo a la presión de padres temerosos que ya estaban impidiendo que sus hijos asistieran a la escuela.
Singapur, que también ha sido golpeada por el Srag, ordenó que se le tomara la temperatura dos veces al día a los 500.000 niños en edad escolar del país.
La bronca de los médicos
China, donde apareció en noviembre el primer brote de Srag en la sureña provincia de Guangdong, informó ayer de 157 nuevas infecciones, elevando así el total de infectados a 2.158, más de la mitad de los casos mundiales. Hong Kong tiene 1.434. Este aumento abrupto de casos parece sustentar las declaraciones hechas anteriormente de que funcionarios chinos trataron de ocultar la diseminación del virus.
Empleados sanitarios acusaron a las autoridades de ordenar la transferencia de pacientes con Srag, ingresados en dos hospitales militares en Pekín, hacia otro centro médico mientras un equipo de virólogos de la OMS los visitaba.
Muchos médicos y enfermeras están enfadados porque sus hospitales han sido convertidos en salas de Srag y los obligan a tratar a los pacientes enfermos con este síndrome aun cuando carecen del entrenamiento y los equipos necesarios.
En un intento por controlar la ira generalizada, el Partido Comunista despidió la semana pasada al ministro de Salud y al alcalde de Pekín.
El economista Wang Qishan fue nombrado el martes alcalde de Pekín, aparentemente en un esfuerzo por tranquilizar a los inversionistas extranjeros.
La enfermedad está afectando profundamente la economía asiática, a medida que la gente evita los aviones y se queda en casa en vez de ir de compras o a cenar en restaurantes. (Reuters)