El presunto organizador de una banda de estafadores que se movía alrededor de la Aduana de Rosario fue reconocido por una de sus víctimas, en una rueda de personas realizada en los Tribunales de Rosario. El procedimiento tuvo un resultado negativo con un segundo damnificado, por lo que allegados a la investigación reforzaron sus sospechas respecto a la participación en los hechos de otros peligrosos delincuentes, todavía no identificados.
La rueda de reconocimiento fue dispuesta por el Juzgado de Instrucción de la 7ª Nominación, donde se encuentran radicadas las denuncias de un productor de la localidad bonaerense de Piedritas -estafado en 153 mil pesos- y de un comerciante de San Nicolás -quien perdió una cifra cuyo monto no trascendió.
El procedimiento complicó la situación de Rufino Jorge Palau, de 56 años, uno de los detenidos por el caso. En tanto, Gladys Silvia Boix, de 50, recuperó la libertad, pese a que también fue reconocida por una de las víctimas.
Fuentes consultadas destacaron el valor del reconocimiento que hizo el productor de la localidad bonaerense de Piedritas, ya que transcurrió aproximadamente un año desde la estafa de que fue víctima y sin embargo señaló tanto a Palau como a Boix.
En tanto, el comerciante de San Nicolás declaró que trató con dos hombres, que se presentaban como los agentes de Aduanas Tolosa (nombre falso que utilizaba Palau) y Toledo. El testimonio parece tornar más cierta la hipótesis de que hubo otras personas involucradas en la ejecución de las maniobras.
Otro aspecto todavía no aclarado concierne a la impunidad de que gozaron los estafadores. A pesar de las reiteradas denuncias, la policía de Rosario aparentemente no realizó ninguna investigación, hasta que los hechos tuvieron impacto público y se dio participación a las Tropas de Operaciones Especiales (TOE). Entretanto, por razones no aclaradas y según fuentes confiables, la policía no cumplió con órdenes de allanamiento judiciales.
Las TOE realizaron tres allanamientos, cuyos resultados no trascendieron, y secuestraron dos autos, el Volkswagen Passat en que circulaban el falso agente Tolosa y un Volkswagen Gol.
Nombres y conexiones
Palau está sospechado de ser el rostro visible de la organización. Según elementos recolectados en la investigación, actuaba con los nombres falsos de Mauricio Gustavo Tolosa, Juan Carlos Peralta, Juan Carlos Tolosa y Alberto Monticello y decía ser titular de la empresa inexistente Distribuidora del Sur, gestor de negocios o auditor de Aduanas.
Las víctimas eran contactadas a través de internet o por correo electrónico. La trampa consistía en ofrecer un negocio en condiciones ventajosas, por lo general mercadería a precio de oferta. Para explicar la oportunidad, los estafadores aseguraban que esa mercadería procedía de remates de Aduana o que se hallaba secuestrada en depósitos de ese organismo.
De acuerdo a los testimonios obtenidos, el líder de los delincuentes terminaba de convencer a las víctimas con sus notables aptitudes histriónicas. La impresión general era que conocía el terreno que pisaba y que estaba íntimamente familiarizado con los trámites aduaneros.