Buenos Aires.- En el atardecer del lunes, Lucila Celeste Yaconi regresaba a su vivienda del barrio porteño de Núñez desde la casa de su abuela. Allí, como todos los días, había pasado la tarde después de salir del colegio donde cursaba el 5º año. Pero alguien la interceptó en el camino, la obligó a desviarse de su recorrido habitual hasta una alambrada que corre paralela a las vías del ferrocarril y la mató. Su cuerpo fue hallado poco después por el sereno de una fábrica lindante que incluso habría mantenido un diálogo con el presunto homicida tras escuchar gritos de una mujer. El cadáver de la adolescente, de 16 años, presentaba fuertes golpes en el rostro y signos evidentes de haber sido asfixiada. Junto al cuerpo, estaba su mochila y no faltaba ninguna de sus pertenencias, por lo que los pesquisas descartaron la hipótesis de robo. Si bien en un principio fuentes policiales creían que la chica había sido violada, voceros judiciales confirmaron que el informe preliminar de la autopsia reveló que no existió abuso sexual. Lucila estudiaba en el Instituto San Martín del barrio porteño de Núñez, y entre las 19 y las 19.30 del lunes regresaba a su casa. Entonces alguien se cruzó en su camino en un paso peatonal ubicado en la calle Paroissien. El principal testigo del caso es el sereno de una fábrica de reparación de ascensores lindera al lugar donde se halló el cadáver. El hombre oyó gritos que provenían de las vías y que parecían ser de una pelea de pareja. Si bien no le pareció extraño, ya que en esa calle cortada suelen estacionar los vehículos de personas que pagan por los servicios de travestis, salió de la fábrica para constatar lo que sucedía. Entonces, un joven le cruzó el paso y le dijo: "No pasa nada viejo, estoy discutiendo con mi novia y nada más", por lo que el sereno se retiró del lugar. Los investigadores creen que ese hombre era el asesino de la chica y que ante la pregunta del sereno limitó todo a una discusión de pareja para despistar. Poco después el custodio de la fábrica se retiró de su trabajo para hacer unas compras y cuando regresó no escuchó ningún ruido por lo que se asomó al alambrado que divide las vías del tren y observó un bulto que parecía ser un cadáver por lo que llamó a la policía. El cuerpo de la adolescente, precisaron las fuentes, fue hallado al borde de las vías del ex ferrocarril Mitre, a la altura de la calle Vilela al 1900. Al ser encontrada, la adolescente vestía el uniforme del colegio al que concurría. Junto al cuerpo, con su rostro severamente golpeado, apareció intacta la mochila de la adolescente y entre sus pertenencias, una billetera con 15 pesos que no le robaron. "Tenía un golpe al lado de uno de sus ojos y otro en la boca", dijo una fuente judicial, quien afirmó que "los golpes pudieron haber sido provocados con el puño o con algún objeto contundente". En la búsqueda del asesino, los investigadores no dejaron nada librado al azar. Por ello, ayer intentaban determinar si los trenes que pasan por el ramal que va de Retiro a Tigre, junto al que apareció el cuerpo, llevaban las cámaras de video y pudieron captar algo de lo ocurrido. También los maquinistas y los guardas de los trenes que pasaron por el lugar al momento del crimen fueron citados a declarar ante el fiscal José María Campagnoli para saber si vieron algo extraño. Una amiga de la chica asesinada contó que Yamila era una excelente estudiante, que cursaba el 5º año y que además tomaba clases de teatro en el Centro de Gestión y Participación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que funciona en el barrio. Asimismo, explicó que la familia de Yamila no estaba en condiciones de abonar la educación de la joven, pero ella había obtenido una media beca debido a sus buenas calificaciones, que pagaba con el poco dinero que ganaba vendiendo café en otra escuela. (Télam)
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