Sastre. - El alto consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes fue la problemática central observada en las localidades que participaron en las Pre Jornadas de Municipalidades en la Prevención y Asistencia de las Adicciones, realizadas en marzo en esta ciudad. En las mesas de trabajo los asistentes intercambiaron experiencias y arribaron a un diagnóstico general que volcarán a las jornadas a realizarse la primera semana de mayo en Buenos Aires.
Según las conclusiones extendidas por la Municipalidad sastrense, "desde las diferentes experiencias que involucran a cada actor social, aparecieron en la base del consumo de alcohol elementos que hacen a las condiciones sociales en que están inmersos los jóvenes: se consume alcohol para pertenecer a un grupo, para ser aceptado y formar parte de un contexto determinado. Esto hace a la existencia social de los jóvenes, a la posibilidad de ser vistos y reconocidos por una trama social que ve seriamente dañada su capacidad de contenerlos e incluirlos".
Un panel ofició de disparador para que posteriormente trabajaran en distintos talleres las comisiones provenientes de San Jorge, El Trébol, San Martín de las Escobas, San Francisco (Córdoba), Los Cardos, María Juana, Humboldt, Carlos Pellegrini y Rafaela. Uno de los temas más preocupantes observados es que el consumo de alcohol se transformó en una modalidad de relación entre los jóvenes y pasó a formar parte de su cultura. Sobresalió el hecho de que las mujeres beben en la misma medida o más que los varones y en muchas oportunidades repiten sus pautas de comportamiento (violencia verbal y agresiones físicas, entre otras).
Los participantes mostraron preocupación por la aparición generalizada del consumo de marihuana y, en algunos casos, -ciudades con mayor número de habitantes y cercanas a grandes centros urbanos- la presencia de cocaína y otras sustancias ilegales.
Los concurrentes coincidieron en que el emergente consumo de estas sustancias se sostiene y desarrolla sobre las condiciones sociales ya existentes que facilita la ingesta de alcohol. Además se planteó que no se debe desconocer el alto grado de consumo de alcohol por parte de adultos y la fuerte presencia del uso de psicofármacos, especialmente en la población femenina.
Situación de los jóvenes
En cuanto a jóvenes y adolescentes se reconocieron tres situaciones básicas que permiten delinear problemáticas que intervienen según edad, grupo social y sexo.
En primer lugar se observó que los jóvenes que intervienen en alguna institución (escuelas, clubes barriales y actividades recreativas, culturales o religiosas) tienen mayores condiciones de contención y mejor acceso a acciones preventivas.
Sin embargo aparecen en las instituciones que los reciben, fuertes dificultades para abordar el trabajo con ellos. Frecuentemente se encuentran desbordadas y sin elementos adecuados para tratar problemas complejos como el consumo de drogas y alcohol, o bien situaciones familiares de riesgo. Por otra parte están los jóvenes que luego de su adolescencia deben definir un proyecto ligado al estudio o al trabajo. Quienes no pueden acceder a estudiar en ciudades grandes o conseguir trabajos estables, por razones generalmente económicas, deben permanecer en sus localidades y entran así en situaciones de riesgo, al no poder desarrollar plenamente sus expectativas personales.
Por último se encuentran los niños, adolescentes y jóvenes -generalmente de sectores de bajos ingresos- que están por fuera de cualquier espacio institucional y no tienen acceso a acciones preventivas y se encuadran en el grupo de mayor riesgo.
Como corolario los asistentes destacaron que el complemento de esta situación es un mundo adulto con conductas contradictorias. Si bien desde el discurso reclama atender estos problemas, desde su accionar sostiene pautas de conducta que valoran el consumo de alcohol o por lo menos manifiestan una fuerte actitud permisiva y tolerante.
Asimismo, se subrayó que por un lado se exigen leyes y reglamentos que cuando se llevan a la práctica son transgredidas y cuestionadas sistemáticamente.