Año CXXXVI
 Nº 49.819
Rosario,
lunes  21 de
abril de 2003
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El bandoneón fue un símbolo del tango que nadie extrañó
El trío Agri-Zárate-Falasca mostró una original propuesta
Arreglos sobrios, talento individual y respeto por el género fueron la clave del recital en el teatro Lavardén

Ubaldo G. Mauro / La Capital

A medio camino entre la solemnidad que suelen reinar en un concierto de cámara y el desenfado que adquiere la música popular interpretada por jóvenes, el trío Agri Zárate Falasca presentó el sábado en el Teatro Provincial Lavardén su primer registro "Prepárense".
Cultores del tango, público atraído por la curiosidad que puede generar un recital del género sin bandoneón y, en buena medida, la afectuosa expectativa de rendir un merecido tributo al fallecido violinista rosarino Antonio Agri en la persona de su hijo Pablo, fueron algunos de los motivos por los que hubo un lleno total en la sala.
"Prepárense" no sólo es un tango de Piazzolla que da título al disco del trío. Su ejecución, al comienzo del recital fue una cordial advertencia sobre cuál sería el clima general que reinaría durante el encuentro. Inmediatamente, el conjunto que integran Pablo Agri en violín, Cristián Zárate en piano y Daniel Falasca en contrabajo volcó sobre la platea una de las joyas de la producción de Julio De Caro, "Flores negras", con arreglos que, como en el resto de los temas de la noche, mostraron el virtuosismo de los intérpretes, pero también la preocupación de arregladores e intérpretes por no manosear la esencia de cada creación.
Los músicos sólo se salieron del repertorio previsto para que el pianista Cristián Zárate mostrara sus notables condiciones en la ejecución, con arreglos propios, del tema de Horacio Salgán "A don Agustín Bardi", creador del que el trío ejecutaría, sobre el final del recital, una muy particular visión de su obra más popular, "Nunca tuvo novio".
La primera parte del recital incluyó además "Los mareados", de Cobián y Cadícamo; "Quintango", de Osvaldo Berlingieri; una lograda versión de "La trampera", de Aníbal Troilo y "Desde adentro", una bella melodía de Antonio Agri y José Carli, casi el único momento en el que el violinista mencionó a su padre. Bromeando sobre el nombre del tema, Agri interpretó luego "Pablo", de José Martínez, y el trío concretó después una aplaudida versión de "Celos", el tango gitano de Jacob Gade.
El contrabajista Daniel Falasca, hermano de la recordada cantante de Humboldt, Rosanna Falasca, tuvo también su momento de lucimiento con "Contrabajeando", de Piazzolla y Troilo y el recital fue llegando a su final formal con "A media luz" de Carlos César Lenzi y Edgardo Donatto y "Morena" de Julián Plaza, con el bis de "La cumparsita", en impecable versión.
Aunque Pablo Agri acaparó particularmente la atracción del publico, queda claro que el trío es una formación sólida integrada por muy parejos talentos individuales, sin fisuras a la hora del objetivo común. El trío Agri-Zárate-Falasca más que un recital tanguero ofreció con sobriedad un repertorio que no apostó a lo fácil y trillado, todo condimentado con arreglos e improvisaciones que no dejaron lugar a la nostalgia por el bandoneón.



El violinista Agri captó la atención de toda la platea. (Foto: S. Suárez Meccia)
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