Año CXXXVI
 Nº 49.817
Rosario,
sábado  19 de
abril de 2003
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La posguerra. La batalla para formar gobierno tras la caída de Saddam
Un Irak democrático llevará tiempo
Tres décadas de unipartidismo y las divisiones étnicas asoman como los grandes obstáculos a superar

Crispian Balmer

Dubai.- Las fuerzas estadounidenses ganaron la guerra en Irak en cuatro semanas, pero alcanzar una paz democrática tomará mucho más tiempo en un país reprimido por tres décadas de gobierno dictatorial y unipartidista. Reunidos cerca del lugar reverenciado como la cuna de la civilización, dirigentes iraquíes políticos y religiosos iniciaron conversaciones para discutir cómo crear un nuevo Irak, libre de Saddam Hussein. Al final de cuatro horas de discursos, emergió una declaración de 13 puntos que establece los principios para un futuro gobierno iraquí basado en la democracia, el federalismo y el respeto a la diversidad.
Esa será una batalla cuesta arriba en una nación que carece de tradiciones democráticas y tiene una historia de divisiones entre kurdos y árabes, musulmanes sunitas y shiítas. "Obviamente hay que tener un plan, pero hay mucho de ilusión en esto", dijo en Londres Charles Heyman, director de la revista Jane's World Armies. "Esperar que funcione un gobierno al estilo occidental en pocos meses es probablemente una ilusión. A nosotros nos tomó 300 años", agregó. La reunión del martes cerca de la ciudad mesopotámica de Ur fue percibido por las autoridades estadounidenses como un primer paso para cumplir la promesa de devolver Irak a los iraquíes lo más pronto posible.
Otro encuentro está planeado para el 25 de abril y el ex ministro de Relaciones iraquí Adnan Pachachi, quien envió un representante a Ur, dijo que aspiraba a que tales reuniones no se conviertan en una conferencia similar a la organizada por la ONU en Alemania en el 2001 para nombrar un gobierno de transición para Afganistán.

La experiencia afgana
Todo el que mire al Afganistán de la posguerra en busca de pistas que revelen lo que podría suceder en Irak probablemente quedará decepcionado. Afganistán tenía una tradición tribal que le permitía convocar a una "loya jirga" o gran asamblea y un candidato obvio para el liderazgo, Hamid Karzai, un aristócrata del mayor grupo étnico afgano, los pashtún.
En Irak, los musulmanes shiítas son alrededor del 60% de la población, pero el poder ha estado siempre en las manos de la minoría sunita. No hay un líder obvio ni tampoco un grupo ni mecanismos tradicionales para elegir a uno. Las autoridades estadounidenses dicen que si alguien desea un esbozo del futuro, que observen a Europa del Este después de la caída del Muro de Berlín. "Los paralelos más relevantes son probablemente con Europa del Este, donde había sociedades bastante sofisticadas gobernadas por virulentos Estados policiales", dijo un funcionario estadounidenses que trabaja en la administración civil de Irak. "La prosperidad económica y la democracia fueron restauradas en esos países en un orden relativamente rápido".
No obstante, el único país de Europa del este que tenía una compleja mezcla étnica y religiosa como Irak era Yugoslavia, que se enfrascó en una sangrienta guerra civil tras la caída del comunismo. Las tensiones internas en un país que ha conocido solamente amos turcos y británicos, una monarquía impuesta y después el gobierno de un partido, ya se han revelado en Irak.
Facciones shiítas rivales se disputan una posición ahora que se ha acabado el yugo de Saddam Hussein, rivalidad que provocó la muerte de dos clérigos shiítas la semana pasada.
Una continua presencia militar estadounidense podría reducir estos choques al mínimo, pero algunos grupos de oposición, como el principal grupo shiíta, han indicado que no participarán en las conversaciones sobre el futuro de la nación hasta que los estadounidenses se hayan marchado. "Nunca participaremos en ningún gobierno que esté bajo la supervisión de EEUU", dijo Hamed al-Biati, un representante del Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak, con sede en Irán, que boicoteó la reunión de Ur.

¿Estado islámico?
Si EEUU establece una democracia, entonces la mayoría shiíta, con vínculos estrechos con Irán, podría elegir un gobierno teocrático. La declaración del martes simplemente dijo que el papel de la religión en el Estado y la sociedad debía ser discutida. Oficialmente, las autoridades estadounidenses dicen que los iraquíes deben decidir el gobierno que quieren, pero para Washington es difícil aprobar un Estado islámico y debe confiar en que sobrevivan las tradiciones laicas de Irak.
Lo que Washington dice que tiene que desaparecer es el Partido Baas de Saddam Hussein, la única agrupación política que Irak ha conocido en una generación. Crear partidos políticos toma tiempo. "El problema es que no ha habido un trabajo de partidos en Irak y que los partidos no tienen una plataforma", dijo Michael Pohly, un experto en democratización de la universidad Libre de Berlín. "La organización interna tomará a los partidos por lo menos seis meses. Organizar su presentación para el exterior tomará otros meses", agregó.
Un grupo que está emergiendo es el Congreso Nacional Iraquí (CNI), encabezado por el disidente exiliado Ahmad Chalabi, quien mantiene estrechos lazos con el Pentágono. Estos lazos aseguraron su rápido regreso a su patria. Los militares estadounidenses lo trasladaron junto a 700 combatientes en medio de la guerra, lo que le dio una ventaja sobre otros exiliados iraquíes que aún esperan para regresar. Sin embargo, esos mismos lazos lo convierten en un hombre marcado para muchos iraquíes que lo identifican con los invasores estadounidenses. (Reuters)



Ahmad Chalabi, el elegido por EEUU para dirigir Irak.
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