Las reducciones en el ingreso familiar, en especial de la clase media, la dependencia de las redes sociales y los cambios en los patrones de consumo, son los efectos más relevantes que produjo la crisis de la devaluación del peso a comienzos de 2002, según un informe elaborado por tres técnicos del Banco Mundial y publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El documento cuya autoría corresponde a Ariel Fiszbein, Paula Giovagnoli e Isidro Arduriz identifica los mecanismos y estrategias de supervivencia adoptados por los argentinos en estos tiempos difíciles.
La economía declinó el año pasado alrededor del 16%, lo que significa que la caída sería de más un cuarto desde su mayor nivel en 1998. Durante 2002 se agravaron aún más las ya difíciles condiciones sociales del país. Los niveles de desempleo saltaron al 21,5% y la destrucción de puestos de trabajo afectó particularmente a los empleos no calificados.
El estudio muestra las estrategias utilizadas para sobrevivir, que son similares a las utilizadas por los argentinos en crisis anteriores. Entre ellas figura el cambio en los patrones de consumo a través de una combinación de reducción del consumo y reemplazo por bienes de menor costo.
Entre los puntos más relevantes se señala que la crisis sumió en la pobreza al 53 por ciento de la población siendo la secuela más marcada la disminución del uso de los servicios de salud.
La utilización de la red de seguridad pública se convirtió en uno de los procedimientos más ostensibles de la crisis. Desde comienzos de 2002, más del 60 por ciento de los argentinos que pertenecen a los grupos de menores ingresos perdieron totalmente su cobertura de salud y muchos hogares reemplazaron la cobertura privada por los servicios públicos, detalla el informe, para luego agregar que cerca del 23 por ciento de la población no tiene acceso a los servicios de salud y el 37 por ciento de los hogares con hijos menores de 12 años redujo la frecuencia con la que llevan a sus hijos al médico.
Según el estudio, entre un 30 y un 50 por ciento de los hogares informa demoras en los pagos de los servicios de luz, gas, teléfono, televisión por cable e internet.
Cambio de hábitos
En el caso de la educación, si bien no se observó un aumento de la deserción escolar, sí se produjo una fuerte reducción en la compra de material didáctico y se observó un traspaso de matrículas del sector privado hacia las escuelas públicas. "Las familias argentinas se esfuerzan por proteger lo que es quizás el tipo de inversión más importante que pueden hacer para sus hijos bajo difíciles circunstancias", señala el estudio, publicado por la Cepal.
La crisis modificó a su vez los hábitos de consumo de los argentinos, que dejaron de lado los productos costosos para reemplazarlos por otros de menor valor y privilegiar "los bienes producidos en el hogar", por ejemplo comidas, en reemplazo de productos comprados. Además hay una notable reducción en el uso de servicio doméstico. El estudio demuestra que una mayor proporción usa sus ahorros, vende activos o toma prestado para sostener el consumo. También ha aumentado el uso del crédito informal dado por los comercios.