Washington. - "Estamos progresando en la península de Corea". Con estas palabras el presidente norteamericano George W. Bush comentó ayer que veía progresos para resolver el estancamiento sobre el programa de armas nucleares de Corea del Norte. El régimen de Pyongyang dio a entender el sábado que podría suavizar su posición en la confrontación con Estados Unidos sobre su proyecto nuclear, al decir que acepta cualquier forma de diálogo.
Washington considera que este asunto concierne a toda la comunidad internacional, mientras que Pyongyang consideraba hasta ahora que se trataba de una cuestión bilateral. "Hemos dejado claro que consideramos que la mejor manera de enfrentar la proliferación es a través de un foro multinacional. Parece que se estaría concretando. Esas son buenas noticias", afirmó el presidente.
"Esperamos que en la península coreana no haya armas nucleares", agregó, subrayando que ese objetivo era compartido por China, Japón y Corea del Sur. "Trabajando juntos esperamos lograrlo a través de la diplomacia", aseguró el presidente Bush.
La hora de la verdad
Corea del Norte deberá elegir entre el arma nuclear y su supervivencia, advirtió el presidente sudcoreano Ro Moo-Hyun al asumir el cargo, el 25 de febrero pasado, y seis semanas más tarde parece acercarse la hora de la verdad. Luego de la rápida victoria del ejército norteamericano en Irak, el régimen stalinista en el poder en Pyongyang deberá reconocer rápidamente que llegó el momento decisivo en la crisis nuclear.
Los especialistas en los asuntos norcoreanos consideran que Kim Jong-Il -el líder de Corea del Norte- se encuentra actualmente en una encrucijada y que su próxima iniciativa determinará la dirección que seguirá esta crisis, que ya lleva seis meses. Corea del Norte deberá abandonar su política radical y buscar un diálogo, o hundirse en una actitud de ruptura proclamándose potencia nuclear con la esperanza de que el mundo cierre los ojos, como ocurrió en 1998 luego de los ensayos nucleares de India y Pakistán.
La primera reacción de Pyongyang a la derrota del régimen de Saddam Hussein frente a los ejércitos norteamericano y británico fue en favor de adoptar una posición más inflexible. Para Pyongyang, la única forma de evitar un destino idéntico al de Bagdad es dotarse de armas disuasivas tan poderosas que ningún país se atrevería a atacarlo.
Sin embargo, esta postura belicista dejó lugar el sábado a un tono mucho más conciliador. Un portavoz de la cancillería declaró por primera vez que Pyongyang está dispuesto al diálogo con Estados Unidos en cualquier forma. Yu Suk-Ryul, profesor del Instituto de Relaciones Exteriores y para la Seguridad Nacional, que depende del ministerio sudcoreano de Relaciones Exteriores, estima que ahora Corea del Norte es consciente de que Estados Unidos no cederá al chantaje nuclear.
"Creo que elegirán el diálogo, no tienen otra alternativa", sostiene.
Moderación
Luego de aumentar incesantemente la presión desde octubre, cuando Estados Unidos reveló que Corea del Norte estaba desarrollando un programa de armas nucleares basándose en el uranio enriquecido, Corea del Norte se mostró excepcionalmente moderada en las últimas semanas. En febrero y principios de marzo, el régimen de Pyongyang llevó a cabo numerosas provocaciones, procediendo a ensayos de misiles e interceptando a un avión espía norteamericano. Pero no se produjeron nuevos acontecimientos recientemente.
Numerosos observadores temían que Corea del Norte aprovechase la guerra en Irak para aumentar la presión sobre Estados Unidos y obtener un tratado de no agresión, así como un diálogo directo. Estos últimos explicaban que Pyongyang todavía poseía algunas cartas en la mano, en particular los ensayos de misiles balísticos y el reprocesamiento del plutonio.
Los especialistas sostienen que los dirigentes norcoreanos están muy impresionados por los acontecimientos en Irak y que están evaluando cuidadosamente su impacto a nivel internacional. (AFP)