Mariano Bereznicki / Ovación
Hay ocasiones en que por más que se busquen explicaciones, los interrogantes quedarán abiertos por mucho tiempo. Es que Argentino hizo todo como para al menos alcanzar el empate, lo que le hubiera permitido además conservar la punta del torneo. Pero no hubo caso. Los salaítos se quedaron con los bolsillos secos tras perder como local ante Newell's, al jugarse ayer la tercera fecha del torneo Molinas. Argentino no pudo sostener lo que consiguió con tanto esfuerzo la semana pasada. Entró a la cancha dormido pero cuando despertó dejó en claro que por algo llegaba a este cotejo como uno de los líderes. Sus líneas, cuando lograron agruparse, fueron compactas y punzantes. Sobre todo por el costado izquierdo, donde sobresalió el trabajo de Carlos Baldivieso, quien con sus trepadas y algunos tiro libres puso en aprietos en más de una oportunidad a los leprosos. Los salaítos tuvieron más tiempo la posesión de la pelota. Pero Newell's, cuando se le presentó una jugada peligrosa, no perdonó. Y así fue que convirtió el único gol del partido. Entre un error de Matteo y otro de Rech, llegó la falta técnica dentro del área que derivó en el tiro libre indirecto primero y en el gol rojinegro después. Fue entonces que apareció en escena el destacado defensor Leonardo Martínez, quien metió un zapatazo infernal y sentenció el partido cuando se cumplía media hora de juego. El balance del primer tiempo fue bastante parejo. Con un Newell's que había empezado mejor pero que con el correr de los minutos comenzó a tener problemas para frenar las arremetidas de los salaítos. Tal vez lo más digno de ese período fueron los dos tiros libres lanzados por Baldivieso, que de no ser por las intervenciones de Federico Giuggia era una fija que terminaban en goles. Otro de los puntos destacados fueron algunas combinaciones entre Noel Ibáñez y Jonatán Obregón, acaso de lo mejorcito que mostró la lepra en el partido, junto a la silenciosa pero eficaz labor de Leonel Martínez. En la segunda mitad, Argentino controló el balón pero no pudo vulnerar la última línea rojinegra. Si bien cuando se bajaba la persiana, Giuggia le tapó un gol cantado a Theyler, lo cierto es que los salaítos parecían estar condenados a resignar el liderazgo y el invicto ante un equipo que supo golpear cuando tuvo la oportunidad para hacerlo.
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