Una cosa es que este dato resulte presumible o un sobrentendido para quienes ven en la mala relación (un tanto sobreactuada por momentos) entre obeidistas y menemistas un punto sin retorno. Pero diferente entidad adquiere al tratarse de una decisión tomada y estrictamente reservada en el círculo más íntimo del ex gobernador como una estratégica herramienta de campaña.
Alberto Hammerly, en tanto, busca con esmero sacar patente de candidato con entidad y peso propios. Necesita por todos los medios romper el prejuicio que sobre él se ha instalado de que "está a prueba" y que si no será reemplazado por otro (se menciona a Horacio Rosatti, Miguel Paulón y Oscar Lamberto) que, además, se empeñan en fortalecer sus propios adversarios en la interna sectorial.
El año de la revancha
Cuando el también reutemista Julio Gutiérrez pregona su disposición a sacrificarse postulándose a gobernador sólo "como producto del consenso" busca en primer término marcar diferencias con Hammerly o en todo caso poner en evidencia las dificultades que éste todavía no ha logrado superar. Gutiérrez pone condiciones para ser candidato y ello sólo pueden hacerlo quienes no están interesados en serlo o los que anhelando serlo saben que no lo lograrán. Habiendo ya sufrido el mal trance de 1995 en que fue ungido candidato a vicegobernador y luego bajado (por estrictas razones ajenas a él) Gutiérrez quizá desearía que el 2003 fuese el año de su revancha.
Desde hace mucho no es desconocido en el ambiente político que Gutiérrez deseaba ser candidato a gobernador en este turno. Hay incluso quienes en pos de ese objetivo encuentran la única razón atendible para explicar su empeño de haber peleado el espacio en la lista que lo ungió diputado nacional y lo llevó a abandonar el manifiesto dominio que ejercía sobre la Cámara de Senadores de la provincia. "Ya tiene una banca nacional, ese es un cargo con el que no lo pueden conformar ahora", dicen.
Lo cierto es que Gutiérrez -quien a diferencia de Hammerly, pero sobre todo de Reutemann, se ha pronunciado públicamente en apoyo a Kirchner y ha reclamado que los demás también se definan- no niega su aspiración si esta es producto del "consenso" con lo que pareciera aludir que el candidato que el reutemismo (o si se quiere el propio Reutemann) lanzó al ruedo "no tiene ese consenso". Un dato por otro lado palpable a partir de la postura del propio Gutiérrez, para quien la candidatura de Hammerly es un sapo poco menos que indigerible.
Este escenario es el que llevó a Obeid a la fuerte ofensiva de hace algunos días en los que -más allá de la reinterpretación de sus dichos hecha por él mismo- fue toda una confrontación con Reutemann, a quien le recriminó que busque desdoblar las elecciones en la provincia, se negó a llevarlo al tope de su lista de candidatos a diputado provincial y endilgó estar "favoreciendo a algún candidato en particular".
Alto perfil
Esa subestimación hecha por Obeid respecto de Hammerly tuvo una inmediata réplica por parte de éste. Siempre reacio a las declaraciones públicas y dosificado hasta la exageración en su perfil mediático, el presidente de la Cámara de Diputados habló esta semana que pasó en cuanto diario, radio o televisión se le puso adelante. No sólo defendió el desdoblamiento electoral sino que, aplicando la misma estrategia de su oponente, lo ignoró planteando una polémica en un nivel superior.
Que Hammerly haya salido a pegarle al gobierno nacional acusándolo de hacer "campaña camuflada" con entregas de subsidios a municipios, comunas o entidades de la provincia sería parte del intento de acomodamiento que le hace falta como candidato. En primer término porque para que haya sido él y no otro (ni el propio gobernador) quien haya formulado un reproche que afectaría las relaciones institucionales entre la provincia y la nación mostraría un beneplácito de la Casa Gris en erigirlo en la voz alta del gobierno. Y todos parecen dar por sentado que si Hammerly alzó la voz contra Duhalde y Kirchner es porque antes obtuvo la aprobación del Lole para hacerlo. Quizá sea parte del "favoritismo" que Obeid le reprocha al mandatario provincial. En todo caso el escenario los muestra a ambos hoy como los principales contendientes provinciales del PJ para aspirar a preservar en manos peronistas el poder después del 11 de diciembre. Ninguno de los dos quiere dar entidad de adversario al otro, todavía, y por eso tercerizan sus discusiones públicas y buscan cuanto pueden ignorarse. Obeid lleva una enorme ventaja en lo que hace al conocimiento público que de él tienen los santafesinos que Hammerly parece querer compensar estampillándose a Reutemann por tiempo completo. Obeid confía en empardar el gigantesco peso del gobernador que avala a su adversario contando de su lado al aparato peronista bonaerense y los medios del gobierno nacional con que Duhalde y Kirchner le prometieron que invadirán la provincia si el triunfo les sonríe en el ballottage del 18 de mayo. Cualquier movimiento electoral provincial depende hoy del resultado nacional, lo que no tiene nada de novedoso pero que lleva a observar los hechos hasta ahora descriptos como meras aproximaciones o ensayos, si se quiere. "Si gana Kirchner la vamos a pasar mal acá", se le escucha decir al Lole en la intimidad pero tampoco lo termina de seducir el entusiasmo de los menemistas empeñados como están en negar los altísimos niveles de rechazo que registra el riojano hasta en las encuestas que ellos mismo encargan y pagan.
Mañana a las 11 cuando se reúna el consejo ejecutivo provincial del peronismo en la ciudad de Santa Fe se cumplirá con una orden de Reutemann destinada, básicamente, a conjurar intromisiones no deseadas por él: se fijará el 9 de mayo como la fecha límite para presentar candidaturas a diputado nacional con miras a la interna partidaria de junio. Es decir, se obligará a que esos nombres sean conocidos antes del ballottage para evitar que quien quiera que gane la Presidencia de la Nación (si se trata de un peronista) busque influenciar el armado de las listas. Una intromisión que en 1991 Reutemann dice haber sufrido de parte de Menem.
La pata peronista
Entre los opositores al PJ ya es una tradición en cualquier lugar del país anhelar una "pata peronista" en el armado de cualquier coalición electoral. Los peronistas también han sabido usar eso y muchos han coqueteado con opositores ya sea interesados en poner sus pies en otros confines o para usarlo luego como moneda de cambio en las siempre arduas y oscuras negociaciones por el reparto de candidaturas, cargos y poder dentro de su propio partido. Como quiera que fuese todos estos ingredientes contienen la sorprendente versión menemista que explicaría la poca simpatía con que Reutemann vería un triunfo de Kirchner. Lo que, por decantación, deja al gobernador -en los hechos- más proclive a sentirse cómodo con un retorno de Menem a la Presidencia. Según esa versión Kirchner estaría buscando de Binner (o viceversa) un acuerdo electoral. Tal exploración estaría pergeñada en cuadros medios del peronismo, sobre todo de Rosario, ajenos a Obeid, y partiría del convencimiento de que Reutemann no hará más que afianzar su absolutismo siempre que el PJ siga reteniendo la gobernación. Aun cuando no sea su delfín Hammerly el que gane y sea otro, el propio Obeid por ejemplo. Ergo seguirá siendo un protagonista principal hasta el 2007 cuando aspiraría a la Presidencia de la Nación (fecha en que Duhalde pretendería volver y Kirchner, en la hipótesis de que salga electo este año y las cosas resulten más o menos bien, buscaría la reelección) o volver, por tercera vez, a la Gobernación santafesina.
Sumando desde abajo
Los menemistas dan nombres de peronistas rosarinos y de otros dirigentes como algunos del Frente Grande (también de esta ciudad) que habiendo adherido públicamente a Kirchner estarían mediando con la gente del intendente y no con la estructura partidaria del PSP para que el armado del frente que llevará a Binner a gobernador tenga debajo una lista de diputados provinciales consensuada con un integrante por cada partido que formen la coalición (entre ellos el PJ) pero para los demás cargos -intendentes, concejales y otros- se multiplicarán en muchos sublemas partidarios destinados a sumar desde abajo.
Consultado un dirigente socialista fue, en contra de lo esperado, muy amplio: "Sabemos que Bravo no va a ganar la presidencia y que a Lilita tampoco le resultará fácil", dijo. En la Casa Gris la respuesta no fue menos sorprendente: "Estamos expectantes para ver qué hacen los radicales de Usandizaga, algunos quieren arreglar con Binner, otros con nosotros. Si ellos se van y encima Kirchner y Duhalde los bancan, va a ser duro. Por otro lado estará el Turco Obeid, muy envalentonado".
Néstor Kirchner analiza por estas horas si hace el cierre de su campaña nacional el jueves 24 en Rosario como tenía pensado. Ese día Menem se ha decidido a hacer su acto en River, un lugar mucho más visible e imponente que el estadio de Ñuls. El lunes 21 Eduardo Menem aterrizará en la ciudad de Santa Fe para mantener reuniones con la dirigencia mientras que este sábado próximo Carlos Menem presidirá un acto en el Monumento a Evita de Diana y Lucero al que Reutemann ha considerado que "no sirve" que él vaya.
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