Año CXXXVI
 Nº 49.810
Rosario,
sábado  12 de
abril de 2003
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cartas
La doctrina de los candidatos

El pueblo argentino quiere cambio de ruta y de conductores. Con medidas dispersas y aisladas o limitadas como "125 medidas para los primeros 100 días", continuaremos marchando al azar. Es necesario fijar rumbos determinados y fijos. Quien acceda al poder ha de gobernar no sólo para el presente sino también para el futuro; ha de asegurar el presente, pero colocándolo en condiciones de afrontar el porvenir, previendo para no sacrificar el hoy por un posible mañana grandioso. Cada postulante a la Presidencia de la Nación debe, pues, elaborar un plan integral para los cuatro años de su eventual gobierno, basado en una doctrina. De otro modo su gestión será contradictoria, oportunista e inorgánica. Poseer una doctrina es tener una definida orientación general para resolverse en todas las ocasiones dentro de una misma línea de acción. Sin doctrina no puede haber plan, porque formular un plan de gobierno es, en realidad, establecer cómo ha de tomar forma de ejecución la doctrina; cómo se llevará la teoría a la práctica de un modo factible y eficiente. Es indispensable que cada candidato dé a conocer su doctrina para que todos sepamos ya en qué dirección piensa encaminar al país en caso de resultar electo. Y para que cada sufragante sepa qué está votando. Por supuesto, a la doctrina hay que comprenderla, sentirla y aplicarla. Cuando el pueblo elige a un conductor en comicios libres y transparentes lo hace para que gobierne de acuerdo a la doctrina que enunció en su campaña electoral.
Carlos Alberto Parachú


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