Año CXXXVI
 Nº 49.810
Rosario,
sábado  12 de
abril de 2003
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El músico toca en el Parque de España junto a Carlos Aguirre
Hugo Fattoruso: "El músico ingresa por donde entra el rey o por donde sale la basura"
El pianista uruguayo recordó la figura de Eduardo Mateo y analizó la relación que existe entre candombe y jazz

José L. Cavazza / La Capital

En los 60 se vistió de beatle y formó en Montevideo los Shakers. A fines de la década se mudó a Nueva York y formó parte de Opa, trío de música popular que marcó la huella a las posteriores generaciones de músicos uruguayos. Desde entonces recorrió el mundo como pianista de músicos de la talla de Ron Carter, Hermeto Pascoal y Milton Nascimento, o como parte del trío que formó junto a su hermano Hugo y su sobrino Francisco, además de haber sido arreglador de algunos proyectos de Chico Buarque, Djavan y Naná Vasconcelos. Hugo Fattoruso, uno de los grandes creadores de la música rioplatense, se presenta hoy, a las 21.30, junto al pianista argentino Carlos Aguirre, en el Parque de España, en un recital a dúo sobre dos pianos acústicos.
Por su parte, Aguirre representa el lado más talentoso de una joven guardia del folclore argentino, a partir de un personal acercamiento a la música autóctona, con canciones propias y un concepto capaz de vestir diferente algunos clásicos folclóricos.
"Con Aguirre tocamos juntos hace tres meses en Santa Fe y creo que ya tenemos un pequeño repertorio", dijo el músico uruguayo en el comienzo de la charla con La Capital.
-¿Cuáles son los puntos en común y cuáles las diferencias con Carlos Aguirre?
-En común tenemos la dedicación al instrumento y la pasión por la música. Una diferencia muy marcada es la regional; él conoce desde la infancia un tipo de música folclórica que yo por vivir en otras latitudes apenas si las he escuchado de paso. Nunca estuve expuesto a ese tipo de música y cuando él la toca es realmente asombroso.
-Uruguayos y argentinos tienen mucho en común, aunque tal vez en las raíces musicales esté la diferencia más grande...
-Es cierto, no tiene nada que ver el folclore de un país con el otro, a pesar de la cercanía. Los kilómetros recorridos en Argentina construyendo y componiendo música folclórica realmente impresionan. En Uruguay ni siquiera sé que exista un pianista que toque música folclórica uruguaya. Allá folclore significa un cantante con su guitarra tocando una chamarrita o una zamba.
-Además el candombe, que es ritmo y danza, se expresa tal cual es. ¿Hay lugar para la fusión en este terreno?
-Yo mismo lo hago. También es cierto que en un trío de tambores y un piano eléctrico o acústico, en que tocamos canciones con ritmo de candombe, cuando suenan los tambores sólo hablan los tambores y no entra ningún otro instrumento.
-¿El disco que grabaste con el trío (Osvaldo y Francisco Fattoruso) el año pasado en el estudio de Fito Páez, ya fue editado?
-Todavía no. Se va a mezclar en los próximos meses. El problema es que nuestra productora no tiene distribuidora en Argentina ni en Uruguay, lo cual ese disco se transforma automáticamente en un producto importado a 22 dólares la unidad. ¿Quién puede comprarlo a ese precio? Es una situación desgastante.
-¿Se siguen vendiendo los discos de Opa y los Shakers?
-De Opa sé que sí, porque alguien los reeditó remasterizados y dicen que suena muy bien. Yo no los escuché, me lo regalaron y los tengo por ahí... De los Shakers creo que también se siguen vendiendo.
-"La conferencia secreta del Toto's bar" de los Shakers, ¿fue un disco injustamente olvidado en la historia del rock rioplatense?
-No, no creo. Tuvo o tiene su lugarcito en el corazón de la gente que le gustaba la propuesta de los Shakers. Sí fue injustamente pago, a nosotros nos hicieron ceder los derechos de por vida. No cobramos un puto peso de Odeón en treinta años. Esa fue la mayor injusticia; con respecto a lo musical, bueno, nosotros éramos un grupo imitador de los Beatles, tanto en la ropa como en el estilo, y quizá hubo en aquel discos algunas canciones que se salieron del molde... pero fundamentalmente era imitación. A mí los Shakers, más o menos...
-Entre los Shakers y Opa, antes de la partida a Estados Unidos, grabaste "La bossa nova de Hugo y Osvaldo", una especie de bossa psicodélica, ¿te acordás bien de ese disco?
-Hace un par de meses escuché algunos temas en Montevideo, y bueno, creo que se salvaron un par de composiciones (risas), el resto también más o menos...
-Lo extraño fue que en Uruguay cantaban en inglés y cuando llegaron a Estados Unidos empezaron a cantar en español...
-Exactamente, una locura total. Pero así fueron las cosas y, por lo menos, no lastimamos a nadie.
-La figura de Eduardo Mateo fue revalorizada últimamente, sobre todo en Argentina. ¿Cuál fue el mayor aporte de Mateo a la música uruguaya?
-La genialidad que poseía. Su obra fue completamente diferente y lo consideramos un avanzado. Sus cintas fueron salvadas por Jaime Roos y fue una suerte muy grande porque en Uruguay se tira todo. Hoy día tampoco se dan cuenta en mi país quién era Mateo. En un lugar tan chiquito tener un compositor de ese quilate es de un valor impresionante, pero a Mateo no se le dio ni la hora en Uruguay, ni siquiera tenía una buena guitarra para grabar. Jaime encontró las cintas y se empezaron a deshacer en el solo contacto con la cabeza reproductora, por lo cual se copiaron en digital, y gracias a eso hoy la gente puede comprar sus CDs.
-¿Cuál es el lugar más extraño en que tocaste?
-No sé, quizá la casa de algún rico o alguna cosa así. Lugares donde, por así decirlo, fuimos maltratados. El músico ingresa por donde entra el rey o por donde sale la basura, depende de cómo te traten. Viste por donde sacan los tachos de basura, a veces tenés que entrar con los instrumentos.



Fattoruso formó un pequeño repertorio con Aguirre.
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