Año CXXXVI
 Nº 49.809
Rosario,
viernes  11 de
abril de 2003
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Oficial emboscado en una chacra de Roldán donde había dos personas retenidas
Un subcomisario llegó a abortar un robo y fue desplumado por ladrones
Lo encañonaron, le sacaron la pistola y un celular. Lo maniataron e inutilizaron su auto para evitar ser perseguidos

Ariel Etcheverry / La Capital

En la seccional 6ª de Roldán avisaron que en una chacra de la zona oeste se estaba produciendo un asalto. Entonces el jefe de la repartición, subcomisario Aníbal Rodríguez, salió raudamente para allá vestido de civil en su auto particular y con un acompañante. Pero lo que al principio iba a ser un procedimiento policial con la intención de reprimir un delito terminó poniendo al oficial en el lugar de víctima porque tres delincuentes, que ya hacía rato tenían a dos hombres maniatados en un baño, lo sorprendieron a él y a su compañero cuando llegaban al lugar del hecho. Los encañonaron, les robaron una pistola 9 milímetros, el celular y dejaron a ambos junto con el resto de las víctimas.
Pero todo no quedó allí. Los maleantes quisieron asegurarse de que no fueran perseguidos: pincharon las cuatro ruedas y destrozaron el parabrisas del coche del policía. Como habían hecho algo parecido con otro vehículo que estaba en un galpón, una vez que pudo liberarse el oficial no tuvo otro remedio que subirse a una bicicleta y pedalear casi cuatro kilómetros para pedir refuerzos. Una hora después la policía detuvo a un sospechoso que merodeaba en cercanías del lugar, pero hasta ayer no había certezas sobre su vinculación con el hecho.
El llamativo episodio ocurrió el martes a la mañana, pero trascendió ayer, en un campo propiedad de Alberto Antonelli. El predio, que se utiliza para siembra y tiene una casa de fin de semana, se encuentra ubicado al oeste de Roldán, casi en el medio entre la futura autopista a Córdoba y la ruta nacional 9. Eran las 10.30 cuando el casero Matías Fernández, de 26 años, fue sorprendido por tres delincuentes que estaban escondidos detrás de unos matorrales. El atraco comenzó cuando Fernández se dirigía hacia un galpón en busca de unas herramientas.
Los maleantes encañonaron al empleado con revólveres de grueso calibre, lo llevaron directamente hacia el interior de la vivienda y lo maniataron dentro de un baño. La secuencia fue tan rápida que al parecer los maleantes no se percataron de que el muchacho tenía un teléfono celular en un bolsillo del pantalón. Trascartón apareció en escena un familiar directo de Antonelli que llegó al lugar en su camioneta y apenas bajó quedó a merced del trío.
A todo esto, Fernández luchó algunos minutos contra las ataduras hasta que pudo manotear el aparato y discar el número de una remisería de Roldán. Cuando lo atendieron pidió que se comunicaran con la comisaría porque estaba en medio de un asalto. La novedad llegó enseguida a la seccional 6ª de esa ciudad, que depende de la Unidad Regional XVII del departamento San Lorenzo.

La boca del lobo
En ese momento se encontraba el titular de la dependencia, subcomisario Aníbal Rodríguez, quien al parecer no dudó en subirse a su flamante Renault Clio y encarar hacia el lugar donde se cometía el delito. Distintas fuentes consultadas coincidieron en remarcar que el funcionario policial vestía ropa de civil y que estaba acompañado por un hombre mayor que tampoco llevaba uniforme.
Voceros de la Unidad Regional de San Lorenzo confirmaron que el oficial llegó en su vehículo particular al lugar del asalto y que una vez que bajó fue sorprendido por los bandidos. "Como hay un camino de tierra que llega a la chacra, probablemente los delincuentes hayan visto desde lejos que alguien se aproximaba y entonces le tendieron una emboscada", sostuvo una fuente policial. Lo cierto es que Rodríguez fue puesto fuera de combate en pocos segundos, al igual que su acompañante. Los delincuentes le sustrajeron una pistola 9 milímetros FM que sería de su propiedad y lo alojaron con el resto de las víctimas, atado con cintas plásticas.
Así, con cuatro personas encerradas, los maleantes se llevaron un televisor, un equipo de música Pioneer, una pistola automática calibre 22 de Antonelli, un amplificador, un par de zapatillas, ropa en general y los teléfonos celulares de las víctimas. Dos horas después de que se inició el asalto, es decir a las 12.30, Rodríguez y los otros testigos pudieron desatarse, pero se encontraron con que los delincuentes dejaron inutilizable el coche del policía y una camioneta del dueño. Entonces, el subcomisario echó mano a una vieja bicicleta que había quedado tirada en el galpón y que la gavilla no vio. El policía pedaleó 3 ó 4 kilómetros hasta la seccional para pedir refuerzos.
Después, el campo de Antonelli se pobló de policías de todo rango y destino. Fue un verdadero desfile de oficiales de toda la Unidad Regional XVII y hasta de las Tropas de Operaciones Especiales (TOE). Una hora después se reportó la detención de un hombre en cercanías del cementerio de la ciudad, cuya vestimenta coincidía con la que usaba uno de los hampones.



El casero de la chacra, una de las personas encerradas. (Foto: Angel Amaya)
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