Año CXXXVI
 Nº 49.809
Rosario,
viernes  11 de
abril de 2003
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Guerra en el Golfo. Las relaciones de EEUU quedaron seriamente afectadas
Las alianzas, el nuevo desafío de Washington
La Unión Europea, socio esencial estadounidense, quedó dividida entre partidarios y adversarios del conflicto

Washington. - La guerra contra Irak afectó severamente las alianzas y asociaciones tradicionales de Estados Unidos en el mundo y podría dejar marcas durables en sus relaciones.
El ataque realizado sin el visto bueno de la ONU deja al Consejo de Seguridad profundamente dividido, así como a la Otán, la más vasta alianza militar del mundo. La Unión Europea, un socio político y comercial esencial de Estados Unidos, se dividió también entre partidarios y adversarios de la guerra.
Numerosos países árabes amigos de Washington, como Egipto y Arabia Saudita, ven con inquietud la guerra liderada por Estados Unidos como el preludio a un amplio "remodelamiento" de Medio Oriente.
El conflicto permitió además a la administración de George W. Bush probar -fuera del marco institucional establecido- el concepto de "coalición de países voluntarios" para enfrentar crisis internacionales.
Alineadas sobre los objetivos y el "liderazgo" estadounidense, libres de las limitaciones de las instituciones internacionales, esas coaliciones "de medida" podrían sentar doctrina tras la guerra.
Las nociones de "guerra preventiva" y "cambio de régimen" cuando Washington se declara amenazado rompen con los conceptos estratégicos e internacionales vigentes.
Su puesta en práctica provocó un profundo malestar con aliados de larga data como Francia y Alemania, así como con Rusia, a pesar del espectacular acercamiento con Washington operado durante los últimos años.
Esta crisis podría llevar a Washington a reforzar sus relaciones con los países ex comunistas de Europa central y oriental, que apoyaron ampliamente la posición estadounidense sobre Irak, en detrimento de la "vieja Europa" occidental, según los despectivos términos del secretario de Defensa Donald Rumsfeld.
Para William Kristol, uno de los principales comentaristas conservadores estadounidenses, es el momento de juzgar críticamente las alianzas estadounidenses.
"Finalmente, nuestra prioridad debe ser atacar los peligros, no tratar de calmar los temores de nuestros aliados, que están más preocupados por el poder estadounidense que por las amenazas que enfrentamos", declaró ante el Congreso.
A la inversa, para Peter Galbraith, especialista en asuntos internacionales del National War College de Washington, el interés bien entendido de Estados Unidos, pasa también por la distensión y el retorno a las instituciones internacionales como la ONU. "En Irak, la estrategia de salida de Estados Unidos pasa por elecciones democráticas. Si las organiza la ONU, nadie pondrá en duda su legitimidad", estimó, mientras que si lo hacen los estadounidenses "parecerá una farsa".
El vicepresidente Dick Cheney por su parte, buscó calmar el juego, declarando en Nueva Orleans que Washington quiere dejar las divisiones "detrás nuestro".
Cheney advirtió que los adversarios de ayer, en particular los franceses y alemanes, están después que los miembros de la coalición liderada por Washington, que debe jugar un papel "preponderante" en Irak.
"Esperemos que en el futuro nuestros amigos franceses y alemanes revisen sus posiciones", afirmó. (AFP)



Los cancilleres Straw y Al-Sabah, de Kuwait.
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