Año CXXXVI
 Nº 49.809
Rosario,
viernes  11 de
abril de 2003
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Guerra en el Golfo. Los líderes aliados hablaron por TV a los iraquíes
La caída de Saddam impulsa el sueño de reelección de Bush
El antecedente no es bueno para el presidente. En 1991, su padre ganó la guerra y perdió la elección con Clinton

Olivier Knox

Washington. - La caída de la estatua de Saddam Hussein en Bagdad dio un fuerte impulso a las esperanzas de George W. Bush de ser reelecto en las elecciones de 2004, incluso en momentos en que la economía dista de dar señales positivas.
Los analistas políticos, al igual que la oposición demócrata, que aspiran a un "cambio de régimen" en EEUU, aseguran que es poco posible que haya un segundo mandato de Bush esgrimiendo como pruebas la fragilidad de la economía y el precedente que sentó George Bush padre durante la Guerra del Golfo.
La popularidad del ex presidente Bush aumentó vertiginosamente cuando declaró la guerra en 1991 para desalojar a las tropas iraquíes de Kuwait. Pero los sueños del ex mandatario de lograr un segundo mandato se desvanecieron poco después ante las acusaciones de que hacía muy poco para revitalizar la alicaída economía.
George W. Bush seguramente debe tener en mente el pasado de su padre al considerar su candidatura para un nuevo mandato, aún si sus allegados no se cansan de repetir que el mandatario no busca ningún rédito político en esta guerra. Una victoria "tiene potencialmente un peso mucho mayor para el presidente actual del que tuvo para su padre", afirmó Stephen Hess, especialista del centro Brookings Institution.
Según Hess, los buenos resultados que obtuvo el Partido Republicano en las elecciones de noviembre de 2002 no fueron si no una muestra de que la seguridad nacional se convirtió en una de las principales prioridades de los electores.
"Lo que queda por verse es si los réditos políticos obtenidos con la guerra pueden llevarse a un plano interior", subrayó Hess. "Y esto es mucho más difícil de lo que la Casa Blanca cree", puntualizó.
Scott McClellan, portavoz del presidente, rechaza de plano cualquier intención política en la guerra contra Irak que según él tiene como único objetivo el "desarme de un régimen brutal de sus armas de destrucción masiva y la liberación del pueblo iraquí". Los consejeros de la Casa Blanca además destacan el hecho de que el presidente heredó una economía en recesión golpeada aún más por los escándalos financieros y los atentados del 11-S.
"Estos son los hechos", insiste McClellan, quien subrayó que el presidente se desvive por obtener la aprobación del Congreso de un plan de 725.000 millones de dólares para estimular la economía, siendo esta una de sus "prioridades inmediatas". Para los demócratas, este plan tiene pocos elementos para dar aliento a un crecimiento económico mientras que favorece la reducción de impuestos beneficiando a las clases más favorecidas.
"Mientras que los iraquíes están de festejos, las cosas en el frente interno no están tan bien", aseguró un consejero demócrata que pidió el anonimato. "La economía está bloqueada", indicó.
Sondeos recientes muestran que cerca de siete de cada diez estadounidenses aprueba la gestión de Bush. Pero la aprobación de los entrevistados fue muy inferior cuando se les preguntó si creían que el mandatario hacía todo los que estaba a su alcance para revitalizar la economía.
Un sondeo del Pew Research Center reveló que un 52% de los encuestados creía que Bush "podía hacer más" para mejorar la economía. Nueve demócratas se aprestan a ser investidos para desafiar a Bush en las próximas elecciones, señal de que muchos opositores ven a un rival fácil.
Ninguno de ellos tiene en su historia la carrera política del contrincante de Bush en la elección de 2000, el ex vicepresidente Al Gore. Pero tampoco tenía una gran carrera política el hombre que en las elecciones de 1992 venció a George Bush padre: un casi desconocido gobernador de Arkansas llamado Bill Clinton. (AFP)



Bush habló para los iraquíes, que no tenían electricidad.
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