Año CXXXVI
 Nº 49.809
Rosario,
viernes  11 de
abril de 2003
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Reflexiones
Irán tras la caída de Saddam Hussein

Farshid Motahari

Teherán esperaba más resistencia de su antiguo archienemigo Irak contra el así llamado "gran Satán", Estados Unidos. Sin embargo, las predicciones sobre un nuevo Vietnam para los norteamericanos en Irak demostraron ser erróneas.
La operación militar estadounidense de alta tecnología que ha acabado con el régimen de Saddam Hussein en unas pocas semanas ha obligado al islámico Irán a revisar seriamente no sólo sus futuras políticas, sino también su tradicional retórica antiamericana.
"De hecho, no podemos permitirnos ningún error", admite el parlamentario Mohsen Armin, en referencia no sólo a los reformistas del presidente, Mohammad Jatami, sino también al conservador clero.
Las esperanzas depositadas en Naciones Unidas y los amigos europeos se han desvanecido después de que ambos fueran totalmente ignorados por la administración norteamericana. Y algunos círculos en Washington ya han mencionado la posibilidad de que Irán sea el próximo objetivo de Estados Unidos, debido a su presunto apoyo al terrorismo y a la producción de armas de destrucción masiva, lo que obliga a Teherán a adoptar una política distinta.
Armin, también vicepresidente de la comisión de seguridad del Parlamento iraní, considera que la decisión del clero conservador de apoyarse en el Ejército -al parecer ya en alerta máxima- es absurda.
La guerra de Irak ha demostrado que las medidas militares y el fundamentalismo son inútiles y que el único modo de enfrentarse a las interferencias exteriores es reforzar la democracia. El rápido colapso de Saddam es un claro ejemplo de que una cúpula política necesita el apoyo del pueblo, no guardias militares, afirma.
El presidente estadounidense, George W. Bush, ha centrado su retórica en el pueblo iraní, que manifestó su frustración política boicoteando las elecciones municipales del pasado enero. Hablando en la estación de radio Farda, una emisora pro estadounidense en persa, Bush aseguró a los iraníes: "Apoyamos vuestra demanda de libertad y democracia". El Senado norteamericano incluso planea garantizar a los disidentes iraníes un presupuesto anual de 50 millones de dólares.
Los reformistas iraníes también consideran que los últimos acontecimientos de Irak suponen una amenaza potencial. Las tensiones en el país se reflejaron en la disputa entre la televisión estatal IRIB, a la que se acusa de realizar una cobertura proiraquí de la guerra.
Tanto los reformistas como la propia comisión de supervisión de IRIB han acusado a la emisora de indignar a los iraníes, que sufrieron durante la guerra Irán-Irak (1980-88) por su información parcial. Durante aquella guerra, Irán perdió más de 200.000 soldados y sufrió graves daños materiales, gran parte del cual no ha sido reparado más de 15 años después. No se debería provocar irracionalmente a Estados Unidos, consideran los reformistas. Jatami es muy consciente de las tensiones provocadas por la caída del régimen baathista de Saddam en Bagdad.
"Estamos en un momento crítico y por lo tanto deberíamos adoptar una política adecuada y pragmática", dijo.
Pero no se sabe a ciencia cierta qué quiere decir exactamente esta "política pragmática", cuando además Irán planea no reconocer una administración del país vecino dirigida por un general estadounidense. Por otra parte sin embargo, Teherán no puede permitirse quedarse sentado mirando qué pasa en Irak.
El lema de Jatami "diálogo entre civilizaciones" ha sido muy bien recibido en Europa, pero la administración Bush lo ha ignorado y ha incluido a Irán en su "eje del mal".


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