Año CXXXVI
 Nº 49.809
Rosario,
viernes  11 de
abril de 2003
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Como un gallego más
Berizzo sigue vigente en el Celta de Vigo
El ex defensor, de 33 años, es protagonista en la Liga de las Estrellas

Fernando Gabrich / Ovación

Barcelona (corresponsal).- Desde el hotel Plaza Real se puede ver la colina de Montjüic. Se puede sentir el palpitar del corazón de Barcelona. Allí, entre turistas italianos que gesticulan demasiado, se hospeda el Celta de Vigo en su incursión a Cataluña para su partido de liga. Por allí se pasea el ruso Mostovoi mientras un grupo minúsculo de hinchas célticos pegan la ñata contra el vidrio para observar a sus ídolos. "El señor Eduardo Berizzo baja en unos segundos", afirma el conserje. Pasan los segundos, muy pocos, y aparece por uno de los tantos ascensores. "Esta ciudad es hermosa, como Vigo", dice mientras estrecha la mano y saluda cordialmente. Sencillo y directo. Con sus 33 años, una espalda cargada de títulos y siendo partícipe de una de las loigas más prestigiosas del mundo, el Toto sigue portando la bandera del trabajo y la humildad. La misma que mostró en el glorioso Newell's de Bielsa, que trasladó a México, que repatrió en River y que ahora levanta en España. Esa parece que es su fórmula para el éxito.
"Claro que cuando uno empieza a jugar al fútbol sueña con lo más grande. Lo que pasa es que después vas edificando tu carrera año a año. Hoy puedo decir que llevé mi carrera yendo a los lugares que quise y estoy muy feliz de eso", afirma mientras pide un cortado con dos sobres de azúcar.
-Parecía que después de los éxitos en Newell's, tu carrera se iba a consolidar en México, pero apareció River y todo cambió.
-Mi vuelta al fútbol importante se da con mi pase a River y con un equipo que marcó una época. Eso fue reengancharme al fútbol grande. Si en el 96 no hubiera dado ese paso hoy estaría aún jugando en México. Por eso creo que ese año fue un vuelco en mi carrera.
El reloj marca las 12.30. "Hablemos tranquilos que tenemos tiempo hasta las 14", sostiene Berizzo. Tiene ganas de hablar. Se siente cómodo en la charla. Se siente cómodo en el Celta.
"Estoy muy bien en Vigo. Es una ciudad parecida a Rosario pero con un solo equipo. Entonces están todos volcados con nosotros, hay mucho consumo, mucha prensa, pero tampoco se excede los límites de la normalidad. Puedo caminar por la calle y nunca recibí una crítica. La gente sabe ubicar al fútbol en su lugar. Me siento respetado en el equipo donde juego. No me puedo quejar", afirma.
-Debés sentir orgullo que a los 33 años seas unas de las figuras de un equipo importante y en una liga importante.
-Para mí es una satisfacción a los 33 años jugar en una liga como esta. No te voy a decir que no me cuesta mantenerme. Los dolores se sienten más y hay que hacer un constante sobreesfuerzo. Todo tiene su dificultad, acá se juega muy rápido y con rivales poderosos pero el esfuerzo siempre vale la pena.
-Hay muchas diferencias entre jugar en España y en Argentina.
-Sí que es diferente. Por el sencillo motivo de que la relación profesional existe y no está resquebrajada por la falta de pago o el incumplimiento. En Argentina cuando esto se rompe, los jugadores, con o sin derechos, aflojamos en nuestras obligaciones y no debiera ser así. Acá hay cosas que están más claras, en Argentina el ambiente económico condiciona todo. El gran cambio es el trato de los clubes con los jugadores.
-¿Y en lo futbolístico?
-Acá se juega muy rápido y te enfrentás con equipos realmente poderosos y con delanteros muy buenos. Después, los entrenamientos son diferentes. Es mucho más intensivo, es todo al máximo.
-¿Y extrañás el fútbol argentino?
-Es cierto que uno puede decir: «extraño la pasión del fútbol argentino», pero también está la violencia, la irracionalidad, cosas que detestamos. Entonces es un discurso un poco ambiguo. Puedo decir que como se vive el fútbol aquí, con la gente, los estadios, es bárbaro. Como ellos deben copiar cosas nuestras, nosotros debemos copiar muchas cosas del fútbol europeo, por ejemplo la planificación que existe, que es bárbara.
El sol a pleno presagia una jornada espléndida en Barcelona. Eduardo Berizzo sale a la calle para hacer las fotos sin ningún problema. Allí, siempre con respeto, los hinchas del Celta le piden autógrafos y elToto accede. Lo palmean. El agradece. Mira la colina de Montjüic, la plaza España, el transitar de la gente. "Realmente es una ciudad hermosa., igual que Vigo", dice. Está feliz con su presente. Y también con su pasado.



La pinta del Toto Berizzo en las calles de Barcelona.
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