River se transformó anoche en el tercer equipo argentino en clasificarse a los octavos de final de la Copa Libertadores tras vencer por 2 a 0 en el estadio defensores del Chaco a Libertrad de Paraguay, con goles de D'Alessandro y Cavenaghi, de penal.
Antes de comenzar el partido se sabía que el empate no era un mal resultado para el equipo del chileno Pellegrini, aunque en ningún momento River especuló y salió decidido a quedarse con los tres puntos.
Por eso generó tantas situaciones en los primeros 45 minutos. Ese aspecto se cumplió al pie de la letra, pero se falló en lo fundamental: la definición, ya que los millonarios no supieron vulnerar el arco guaraní.
Obviamente esta apuesta ofensiva tenía que ver con las necesidades de Libertad, que debía ganar sí o sí para no quedarse afuera de la Copa. Y River entendió de qué se trataba. Atacó incesantemente, aunque en la mayoría de los casos lo hizo con más vértigo que fútbol.
Más allá de eso contó con las chances necesarias como para irse al descanso en ventaja. Como las que desaprovecharon Darío Husaín a los 12', Cavenaghi a los 25', luego de que Garcé se vistiera de delantero y lo asistiera en el borde del área chica, y Matías Lequi, quien 12' más tarde pecó de confiado y en el punto del penal fue anticipado por la defensa paraguaya. Mientras, el equipo del Tata Martino hizo pocos méritos para merecer al menos un punto.
En el segundo tiempo fue el mismo partido, con la salvedad de que luego de varias chances malogradas D'Alessandro clavó un tiro libre espectacular al primer palo haciendo estéril el vuelo de Villar y Cavenaghi no falló en el penal ya en tiempo de descuento. Esos goles sirvieron para sellar una victoria inobjetable, pero lo que es más importante lograr el pasaporte a los octavos de final de la Copa.
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La Ciudad
