Año CXXXVI
 Nº 49.808
Rosario,
jueves  10 de
abril de 2003
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Barrio Ludueña: Vaciaron un dispensario por cuarta vez

Cuatro veces asaltaron el dispensario Ramón Carrillo, pero la última, ayer a la madrugada, desbordó los límites de la indignación del personal. No sólo encontraron vacío el local enclavado en barrio Ludueña, sino que se enteraron de quienes fueron y en que lugares estaban vendiendo los 60 kilos de leche en polvo, 7 ventiladores, 4 estufas, 2 garrafas, un anafe y los medicamentos sustraidos. La denuncia, que realizaron a las 7 de la mañana en la comisaría y en los Tribunales, no tuvo una respuesta inmediata y a la tarde, el personal del centro de salud se consideraba burlado tanto por los ladrones como por el dispositivo policial-judicial.
El dispensario está ubicado detrás del complejo de cines Village, en Liniers y Tupac Amaru. Ayer a la madrugada, los primeros pacientes que fueron a retirar turnos se encontraron con la reja de ingreso cortada y tirada en un zanjón, la ventana rota y una luz encendida.
Entonces recurrieron a un empleado del dispensario que vive a dos cuadras del local para advertirlo del nuevo robo. A las 7 de la mañana habían denunciado el escruche en la comisaría 12ª y en los tribunales provinciales.
El despliegue en torno a las denuncias tiene un por qué. En el robo anterior, los primeros días de diciembre, el personal policial no atendió los desesperados llamados del dispensario. "Vendieron un inodoro frente a la comisaría y ni se molestaron en comprobarlo", señaló una de las empleadas del dispensario. "Vendían las cosas adelante de nuestras narices y no podíamos hacer nada", contó la mujer.
El Carrillo, que depende del Area VIII de Salud de la provincia, apenas había podido reponer ayer los elementos que le robaron en diciembre, de los cuales no recuperaron ninguno a pesar de tener pistas sobre quienes los robaron y donde los vendían.
Al local concurren unas 2 mil personas por mes que cuentan con servicios de clínica, ginecología, pediatría y sicología. Por eso no resulta difícil entender que el robo se perciba como un ataque a todo el barrio.
En el hecho de ayer, además de los 60 kilos de leche, la cocina, estufas y ventiladores nuevos, los ladrones se llevaron el tensiómetro y varios medicamentos.
Como en la oportunidad anterior, el personal se sintió desprotegido e impotente ante la inacción policial, que excusó su ausencia durante todo el día en la espera de una aletargada orden judicial.


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