Año CXXXVI
 Nº 49.808
Rosario,
jueves  10 de
abril de 2003
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Guerra en el Golfo. Para el embajador iraquí ante la ONU, "el juego terminó"
Cayó Bagdad y el régimen de Saddam se desmoronó
Regocijo, saqueos y tiroteos. La Casa Blanca evitó el triunfalismo y dijo que la ofensiva no acabó

Bagdad. - El gobierno de Saddam Hussein se derrumbó ayer, cuando tropas de EEUU irrumpieron en el centro de Bagdad y ayudaron a eufóricos iraquíes a derribar una estatua de su derrocado líder, cuya seccionada cabeza fue arrastrada por las calles. En medio de escenas caóticas de regocijo, saqueos y aislados tiroteos, los iraquíes bailaron sobre la caída estatua de seis metros de alto, expresando desprecio al hombre que los gobernó con mano de hierro por 24 años, durante los cuales el país pasó por tres guerras con grandes pérdidas humanas y económicas.
En una primera admisión de que Saddam Hussein no ejerce más el control de su país, el embajador de Irak ante la ONU, Mohammed Aldouri, dijo ayer que "el juego terminó" y que espera que el pueblo iraquí pueda vivir pronto en paz. En declaraciones a periodistas concedidas frente a su residencia y luego en la sede de la misión de Irak en las Naciones Unidas, Aldouri dijo: "Ahora el trabajo es la paz. Espero que la paz prevalezca. El juego terminó".
Pero el control estadounidense sobre la capital iraquí no era completo. Al caer la noche las calles quedaron vacías y se escuchaba esporádicos fuego de tanques y de artillería en la ribera occidental del río Tigris. Nada se sabía de Hussein y sus dos hijos -Uday y Qusay-, que fueron blanco de un bombardeo aéreo estadounidenses el lunes en un área residencial. Las fuerzas encabezadas por EEUU tienen todavía que tomar ciudades del norte como Mosul, Kirkun y Tikrit, esta última la cuna de Hussein y base de su poder tribal, a unos 175 kilómetros al norte de Bagdad.
En escenas que rememoraron la caída del muro de Berlín en 1989, grupos de iraquíes intentaron derribar la base de mármol de la estatua de Hussein con golpes de un enorme martillo. Jóvenes colocaron una cuerda alrededor del cuello de la estatua, pero la mole sólo pudo ser derribada con una cadena que fue tirada por una grúa de los marines estadounidenses. Los jubilosos iraquíes reunidos en la plaza del centro de Bagdad bailaron con los brazos en alto sobre la estatua caída y la golpearon con la suela de sus zapatos, en un gesto sumamente ofensivo en el mundo árabe.
La escena, transmitida en directo por televisión, se produjo justo tres semanas después de que el presidente estadounidense, George W. Bush, ordenara el inicio de la guerra para derrocar a Hussein y tomar el control de las armas de exterminio, que el gobierno de Irak negó insistentemente tener. Mientras avanzaban las tropas norteamericanas, numerosos iraquíes lanzaron flores y aplaudieron a los marines que atravesaron la suburbana Ciudad Saddam, donde viven dos millones de iraquíes shiítas pobres. "No más Saddam Hussein", coreaba un grupo mientras saludaba a las tropas.
Funcionarios estadounidenses advirtieron que, pese a los bailes de victoria, la guerra en Irak todavía no ha concluido. La casa Blanca se mantuvo ayer en un tono cauto, ajena al triunfalismo y a las manifestaciones de alegría por la derrota del enemigo. El presidente George W. Bush vio por televisión el comienzo de los esfuerzos para derribar la estatua antes de concentrarse en reuniones. Cuando esas sesiones concluyeron, la estatua ya había caído.
Hussein, quien tomó el poder en 1979 y dirigió luego a Irak en una guerra de ocho años con Irán y en las dos derrotas militares a manos de EEUU, había prometido derrotar a la invasión estadounidense y británica lanzada hace tres semanas para derrocarlo.

Edificios oficiales fueron vaciados
Cientos de personas saquearon los edificios oficiales de Bagdad, sacando de ellos todo lo que pudieran transportar, desde equipos de aire acondicionado hasta flores. El ministerio de Finanzas estaba en llamas al final del día, sin que estuviera claro cómo comenzó el fuego.
El pueblo natal de Hussein, Tikrit, centro nervioso de los servicios de seguridad iraquíes y de la infraestructura de comando y control, emergió como el próximo objetivo potencial de la invasión. Muchos de los principales miembros del clan en el cual se basaban el gobierno y el liderazgo militar de Hussein son de Tikrit. El premier Tony Blair advirtió sin embargo que era muy pronto para declarar la victoria militar.
Los marines tomaron el cuartel central de la temida policía secreta de Hussein en Bagdad, informó el corresponsal de Reuters Sean Maguirre. El desierto edificio de la Dirección de Seguridad General en el distrito este ya había sido saqueado cuando llegaron las tropas estadounidenses.
Tiroteos esporádicos en varios sectores de Bagdad llevaron al Comité Internacional de la Cruz Roja a suspender sus operaciones, citando las condiciones "caóticas e impredecibles" y la muerte de uno de sus funcionarios el martes.
A medida que se difundían las noticias sobre los sucesos en Bagdad, grupos de jubilosos residentes tomaban las calles en la ciudad norteña de Arbil, controlada por los kurdos. Los kurdos iraquíes odian a Hussein por haber lanzado contra ellos feroces campañas que incluyeron el uso de gas venenoso en Halabja y otros pueblos kurdos en 1998, en una represión que dejó decenas de miles de muertos. (Reuters y DPA)



Una efigie de Saddam con una bandera norteamericana.
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