Basora. - Numerosos ciudadanos de la ciudad iraquí de Basora no ocultaban ayer su escepticismo y recelo ante la noticia de que el ejército británico pidió a un líder tribal que organice la formación de un nuevo gobierno en esa población.
"Los líderes tribales han ayudado a Saddam (Hussein), que los compró por miles de dólares antes de la guerra, y ahora se han puesto a disposición de los estadounidenses y británicos. No son gente honesta", resumía Hossam, de profesión ingeniero petroquímico, en la ciudad vieja de Basora.
Según explicó anteayer en Kuwait el coronel británico Chris Vernon, su ejército ha entrado en contacto con un jeque local, una personalidad "valiosa y creíble", que formará un comité de gobierno que represente a la población local.
Su identidad es un misterio y los vecinos de Basora tampoco podían imaginar en la víspera de quién podría tratarse.
"Ya tuvimos a Saddam, que descendía de las tribus de Tikrit (su ciudad natal, al norte de Bagdad). Otro semejante no cambiaría nada", aseguraba un grupo de mujeres que había acudido a buscar agua al centro de la ciudad de Basora.
Según los ciudadanos, sólo un gobierno de civiles podría cambiar el futuro de Basora, la segunda localidad más importante del país después de Bagdad, donde la mayoría de la población es shiíta.
"Los líderes tribales son gente poco cultivada, primitivos, demasiado tradicionales. Hemos oído la noticia en la televisión y nos ha sorprendido mucho", aseguraba un voluntario de la Media Luna Roja en un hospital de la ciudad. Las dos principales tribus de la región son, según sus habitantes, Rashas al Emara, nombre de un general de la guerra de 1991, y Muzahahim al Timimi, nombre de otro general, que cuenta con miles de miembros, no sólo en Irak sino en Yemén e Irán.
"Ninguna decisión que los líderes de una tribu tomen será aceptada por otros grupos. Este sistema no representa la democracia, que debe emanar de la gente, del pueblo", explicó Kamal, estudiante de Medicina.
País libre de dictadores
Los habitantes de Basora, donde los tanques británicos entraron hace dos días después de casi dos semanas de una persistente resistencia, insistían: "Sólo queremos ser como otros países: libres, sin fuerzas de ocupación, sin dictadores".
Parte activa e importantísima de la ciudad, los imanes y otros hombres religiosos se niegan a hablar por ahora con la prensa extranjera y con los militares británicos y estadounidenses. "Ellos sí tienen poder para hacer algo positivo, para movilizar a la gente. Pero por ahora no quieren formar parte de esta farsa", agregó Kamal.
Según los vecinos, en Basora hay "muchos líderes", la mayoría era gente que se oponía a Saddam incluso dentro del partido Baas, en el poder en Bagdad. "Ser miembro del Baas no quiere decir que sean asesinos. Simplemente se vieron obligados a adherirse a él. Todavía no quieren dar la cara porque tienen miedo pero cuando se confirme la caída de Bagdad lo harán", aseguraban.
Los comandos militares británicos presentes en la ciudad recalcaron en estos días que a mediano plazo Basora quedará en manos de autoridades locales siempre y cuando no pertenezcan al partido de Saddam Hussein. (AFP)