| | cartas La docencia y sus ministros
| Soy una docente jubilada que hace un año se retiró de la actividad, asqueada por lo que las autoridades y ministros de educación (que nunca fueron educadores) hicieron con ella. En mis 36 años de servicio jamás imaginé que cambiaría tanto de idea con relación a mi retiro: primero porque la jubilación (con todo lo que nos pagan como "presentismo e incentivo o plus" y otras yerbas) se transforma en el momento de recibirla en una vergonzosa cantidad y segundo: se debe conseguir hacer algo para completar la magra jubilación. No veo por qué la delegada Stella Michaleck debe pedir disculpas al señor Germano por decir la verdad. Al contrario, ministros como él, Rébola o Bondesío demostraron que de docencia sólo conocían de oídas y a través de números, y que a las escuelas sólo concurrieron cuando cursaron sus estudios. Por lo tanto, mal pueden interpretar el arduo trabajo del docente frente al aula. No discuto la capacidad de esos funcionarios para administrar el dinero de la provincia, pero frente al Ministerio de Educación debe estar un docente de carrera, que es el único que tiene el derecho para opinar del tema. El ministro Germano es, sin duda, una persona de gran inteligencia, ya lo demostró en su paso por Hacienda, pero no puede demostrar una actitud de capricho infantil ante lo expresado por Michaleck "si me pedís disculpas, les vuelvo a dar lo prometido" y ¿qué es lo prometido? Una vergüenza. Ni siquiera alcanza la palabra limosna. Estela Silvia Lijtmaer
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