Lucas Ameriso / La Capital
Una muestra analizada por la Universidad Nacional de Rosario (UNR) demostró que los niveles de contaminación de plomo y mercurio en los arroyos Saladillo y Ludueña son alarmantes: los máximos permitidos resultan ínfimos en relación a la presencia de estos compuestos químicos que alteran la fauna costera y comprometen la salud de los barrios asentados cerca de estos cursos de agua. Y es más, desde la Asociación Civil del Hospital Centenario reclaman a la Subsecretaría de Medio Ambiente "un diagnóstico más estricto" de la situación, y una investigación sobre su origen y procedencia. Quieren confirmar si la ingesta de pescados y verduras que se hace en la zona del Ludueña puede generar alguna sintomatología en los pacientes. El análisis bacteriológico y toxicológico de ambos arroyos se realizó el 6 de marzo pasado, a nivel superficial, por los integrantes de la comunidad del Centenario. El primero de ellos se hizo al final del entubamiento, frente a la ex Estexa, mientras que el otro fue bajo el puente del acceso Sur. Según reza el informe, "se han detectado problemas epidérmicos en la zona noroeste de la ciudad". Una de las muestras fue remitida a la Secretaría de Salud Pública municipal, más concretamente al Instituto del Alimento, donde su titular, Marcos Monteverde, explicó sus resultados. "Si bien es una muestra aislada, los niveles registrados son preocupantes. El Saladillo dio muy alto porque existe 1,6 millón de escherichia coli cada 100 mililitros, cuando los máximos tolerables no superan los 126", puntualizó el funcionario. Pero quizás lo que más preocupa a las autoridades del Centenario es la presencia de metales pesados en los cursos del agua. El Laboratorio de Toxicología Aplicada de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la UNR fue el encargado del análisis. Según la ley Nº24.051, (de calidad del agua) los niveles tolerables de plomo nunca deberían superar el microgramo por cada litro, pero en el Saladillo asciende a 14 microgramos por litro, y a 15 en el Ludueña. Con el mercurio ocurre lo mismo. La norma acepta sólo 0,1 microgramo por litro, en el Saladillo llega a los 2,52, y a 1,75 en el Ludueña. "Habría que ver cómo en un estudio más prolongado estos niveles de metales afectan a los peces. El plomo se acumula en los huesos y los tejidos blandos de estos ejemplares. Lo ideal es establecer de dónde vienen y además analizar estos niveles en los suelos de esos cauces", resumió el profesor adjunto del área toxicología, Héctor Girolami. A su turno, el jefe de Toxicología del Hospital Provincial, Omar Sain, se mostró proclive a "hacer un estudio ambiental y evaluar el impacto humano, y comprobar si efectivamente la ingesta de peces o verduras produce alguna consecuencia demostrable". El profesional insistió en la realización de un muestreo a lo largo del tiempo "tanto a nivel superficial como en el fondo de los arroyos, en la tierra circundante y en los peces". Por último, el presidente de la Asociación Civil del Centenario reclamó "un análisis más estricto y una investigación de su origen y procedencia". Según la legislación vigente, el control sobre ambos cauces le corresponde a la Subsecretaría de Medio Ambiente santafesina.
| Niveles alarmantes de plomo en el agua del Ludueña. (Foto: Enrique Rodríguez) | | Ampliar Foto | | |
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