¿A usted no le gustaría vivir a escasos 10 metros del río, con una vista grandiosa del Paraná por delante, el Monumento a la Bandera por detrás, y sin pagar un solo peso? Si la respuesta es sí, habrá que preguntarle cómo hizo para lograrlo a Hugo Licco, un operador político duhaldista que hasta la semana que pasó y por más de un año tuvo estacionada una enorme y lujosa casa rodante en el lugar, a unos 100 metros de La Fluvial y pegado al galpón 17 de la Municipalidad.
Tanto Licco como el vehículo tienen su historia. El hombre, bonaerense pero radicado en la ciudad, "plantó la primera bandera de Duhalde" en Rosario en 1999, trabajó en la zona franca paraguaya, fue "comercializador" de una mutual con fondos de Buenos Aires y desde agosto hace de "coordinador" en la delegación local del Ministerio de Trabajo, de cuya titular, Graciela Camaño, y su esposo, Luis Barrionuevo, acepta ser allegado. Y la casa rodante fue nada menos que el "duhaldemóvil" en la campaña del hoy presidente.
Hasta el jueves pasado el ex duhaldemóvil, hoy pintado con llamaradas de color y dotado de todas las comodidades, incluida computadora y radio, no era el único vehículo que Licco tenía estacionado frente al río. Enganchado al llamativo colectivo también había un Ford Ka blanco, con el que el hombre llegaba a la tardecita y al que subía, impecablemente trajeado, cada mañana después de ducharse en su trailer.
Desde allí partía para realizar sus tareas, entre ellas la de coordinador en el 4º piso de la Administración Nacional de la Seguridad Social, de Rioja y Sarmiento, donde funciona una delegación del Ministerio de Trabajo, cuya titular es Camaño, de la que Licco acepta ser allegado, como también del marido de la ministra, el polémico senador Barrionuevo. "Por supuesto que los conozco", aceptó. Y si es muy amigo, todo depende, según él, de lo que significa "mucha amistad".
Sin embargo, antes de ser encontrado telefónicamente por La Capital, desde la delegación de Trabajo la respuesta sobre el paradero de Licco sonó más bien misteriosa. "Hace una semana que no viene, no tenemos novedades", dijeron. En estricto off, otros admitieron que el hombre "cumple funciones difíciles de determinar".
Licco es todo un personaje del justicialismo. Preside, por ejemplo, la Fundación Federal, que en épocas de campaña de Duhalde llegó a abrir 36 locales en todo el país. Trabajó en la Zona Franca de Paraguay en Rosario y fue "comercializador" de una mutual de la provincia de Buenos Aires, que tramitaba créditos para entidades en la ciudad.
Voces peronistas que pidieron reserva contaron a La Capital que el funcionamiento de la mutual nunca fue demasiado claro. También, que Licco no sólo militó para Eduardo Duhalde, sino que supo encolumnarse con Carlos Menem.
Además, algunos lo sindican como primo de Miguel Licco, nada menos que el titular del Plan Arraigo durante el gobierno menemista. Otros dicen que es primo de Camaño, pero Licco negó los parentescos y sólo admitió militar en la rama sindical peronista, "obviamente -dijo- de la Unión Obrera Metalúrgica". También aceptó haber sido "el primero en plantar una bandera" del actual presidente en Rosario abriendo la Casa de Duhalde en Montevideo y Entre Ríos. Aunque dice que hoy no milita ni se juega por ningún candidato, algunos de sus compañeros lo definen como "vinculado al gobierno".
¿Búnker de campaña?
¿Pero por qué tanta atención sobre si Licco es o no un "operador político", como lo definen muchos? En parte, porque no faltan los que aseguran que la casa rodante siguió siendo, todo el tiempo que permaneció estacionada en el parque a la Bandera, un "búnker de campaña". En parte, porque también es lícito preguntarse si la chapa política no fue el salvoconducto que le permitió, hasta el jueves pasado, instalarse en un lugar emblemático de la ciudad donde, por si fuera poco, no se permite plantar una casa rodante, más allá de cuántos días por semana se viva dentro de ella.
Los descargos de Licco apuntan a que "nunca nadie" le dijo que debía irse del lugar, a excepción de los días en que duró la Feria de Colectividades, y que incluso dejó sus datos a Prefectura. "Les di todo para que supieran quién era, qué hacía y por qué estaba ahí".
También aclaró que él no vivía, lo que se dice "vivir" en el trailer, sino que sólo pasó mucho tiempo porque le gusta disfrutar de un "lugar tan lindo frente al río y el Monumento". Por épocas se iba de viaje, aseguró, a veces 4, 5 días, otras veces 15 ó 20, a Buenos Aires, Paraná o Corrientes, por trabajo o por placer con su familia. "¿Qué harías vos si tuvieras un vehículo como este, meterlo en un galpón o ponerlo en algún lugar lindo? Te imaginás que estoy a ocho cuadras de mi trabajo", argumentó Licco.
Lo cierto es que una o dos horas después de que la investigación de La Capital llegara a oídos de algún funcionario municipal, Control Urbano se desayunó con la noticia. Con absoluta eficiencia, agentes de la repartición lo visitaron esa misma noche para invitarlo a retirarse, ante la sorprendida mirada del reportero gráfico del diario, que hacía fotos en el lugar.
"Les dije: ningún problema, me voy", aclaró el dueño del trailer, quien aseguró que no vivía en la vía pública, o sea en el trailer. Una versión distinta a la de la gente que ronda la zona, la que dice haber visto a Licco diariamente en el lugar y también los fines de semana, aunque esos días, además, a pura fiesta.