Año CXXXVI
 Nº 49.804
Rosario,
domingo  06 de
abril de 2003
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Semana Santa
La Rioja, Jurassic Park criollo
Viaje al fascinante mundo de los dinosaurios en el Parque Nacional Talampaya

Marta Zapata

Hay pocas opciones turísticas en el mundo donde el visitante puede tocar paredes de 225 millones de años de vida y caminar en medio de un silencio tan profundo que le permite escuchar los latidos de su propio corazón. Una de ellas, es el Parque Nacional Talampaya, en el oeste de La Rioja, a 200 kilómetros de su capital.
Se trata de un verdadero yacimiento paleontológico y arqueológico que las Naciones Unidas declararon Patrimonio Nacional de la Humanidad y que se extiende a lo largo de 270 mil hectáreas para constituir, en su conjunto, un singular viaje al comienzo de los tiempos.
En ese lugar está revelada la historia completa del planeta ya que constituye la única reserva del mundo capaz de mostrar una secuencia completa de los sedimentos continentales del período triásico, restos de fósiles milenarios, pictografías, petroglifos y formaciones rocosas colosales que se continúan luego en la vecina San Juan, en el Valle de la Luna.
Con su porte semejante al norteamericano Gran Cañón del Colorado, el parque posee formaciones artísticas naturales de areniscas consolidadas en diferentes etapas geológicas, dejando ver curiosas y variadas figuras.
Los turistas recorren una parte del extenso parque en vehículos y algunos tramos pueden hacerlo caminando. Es allí donde podrán apreciar en detalle los vestigios del pasado prehispánico, con petroglifos y morteros colectivos que dan cuenta de las creencias y costumbres de los antepasados riojanos.
Permanentes expediciones científicas rescatan elementos como momias, materiales cerámicos de uso doméstico y una gran cantidad de restos fósiles de la flora y fauna de la zona.
Es allí, en el medio del Talampaya, donde una exploración científica encontró el esqueleto fosilizado del denominado "Rioja saurius", un dinosaurio con una antigüedad estimada en 200 millones de años, que tras despertar el interés de la comunidad científica internacional, se exhibe en el Instituto de Antropología de la Universidad Nacional de La Rioja.
Algarrobos, hierbas medicinales y tuscas forman parte de la añeja flora típica de un suelo árido surcado con pequeños cursos de aguas cristalinas, provenientes de deshielos y vertientes.
Zorros, liebres, vicuñas, guanacos y cóndores, forman parte de la majestuosa fauna preservada pero de fácil observación para los turistas que decidan visitar la zona.
Situado a poco más de 1.200 kilómetros de Buenos Aires y a unos 230 kilómetros del centro de La Rioja, el Parque Nacional Talampaya permite el ingreso al turismo en el kilómetro 143 de la ruta provincial 26. Tanto en invierno como en verano, está abierto al visitante durante las horas diurnas. Si no se dispone de vehículo propio, conviene contratar el viaje en alguna agencia de la capital riojana. Hay empresas que ofrecen una excursión que incluye el traslado en vehículos 4x4, guía, entrada y recorrido por todo el parque. Las consultas se pueden hacer por correo electrónico a [email protected].
Los servicios al turista dentro del parque no son suficientes, pero actualmente la Administración de Parques Nacionales llamó a licitación pública para mejorarlos.
De todas formas, a 70 kilómetros del Talampaya se encuentra la ciudad de Villa Unión, con hotelería y servicios de comida sencillos. Desde Rosario se ofrece una excursión para Semana Santa a Talampaya que incluye traslado en micro, coordinación, servicio a bordo y tres noches en hotel de tres estrellas, por una tarifa de 235 pesos por persona.
Tanto el gobierno provincial como Parques Nacionales recomiendan al turista llevar ropa y calzado cómodos, abrigos livianos, sombrero o gorros, agua mineral, protector solar, anteojos de sol, cámara fotográfica o filmadora y una vianda personal. Recorrer el Talampaya es entrar en el túnel del tiempo y llegar hasta los confines del mundo, en el momento mismo de su creación. Es sentirse protagonista de un parque jurásico propio. Se dice que actualmente no hay dinosaurios vivos. Pero nunca se sabe.



Paredones milenarios bordean los caminos riojanos.
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