Aníbal Fucaraccio / La Capital
Atlético tuvo un comienzo inesperado. Nadie, ni el más recalcitrante de los pesimistas de turno hubiera imaginado un debut así. Ni los retornos de algunos notables como Bartolucci, Torno y Roldán, ni los aportes de interesantes incorporaciones como las de Dañil, Emiliano Dalla Fontana y Fabaz, lograron darle entidad y forma a las cifradas expectativas que se centraban en este arranque en el que los rosarinos cayeron sorpresivamente en el pasaje Gould ante Banco Nación por 34 a 29 en un encuentro válido por la primera fecha del torneo superior de la Unión de Rugby de Buenos Aires (Urba). Las razones de este paso en falso descansaron principalmente en la falta de conducta y actitud para superar un panorama adverso que se intensificó en los últimos 20 minutos del partido. Plaza no tuvo respuestas físicas, ni anímicas, para imponer su potencial ante un rival criterioso pero limitado, que se dedicó a desplegar un enorme esfuerzo de su tercera línea y que siempre estuvo más concentrado y más rápido para llegar a los lugares de disputa de la pelota. Y eso marcó un evidente semblante de preocupación en el cuerpo técnico local. No era para menos. Atlético en ningún momento evidenció signos de solidez. Ya a los 7', una patada al fondo desnudó las desinteligencias de los locales que parecían perdidos cuando Banco jugaba rápido los penales a favor o iniciaba ataques de pelotas recuperadas. La desorganización y la falta de control en los movimientos colectivos eran una incesante repetición que atentaba contra las buenas intenciones de Leandro Dañil, que fue uno de los pocos que logró zafar de la chatura general junto con el fullback de la visita, Martín Eppestein. Paralelamente, cuando los rosarinos ganaban la ventaja con los tres cuartos por el centro de la cancha, los espacios por las puntas aparecían y la definición caía por decantación. Así llegaron los tries de Weitemeier y los dos de Bartolucci. Y podrían haber sido más... Pero Plaza era inconsistente, lagunero. En ese sentido repitió viejos vicios de la temporada pasada. Y por errores propios agranda a sus adversarios y termina pagando demasiado caro su falta de decisión. En el inicio del complemento, Plaza pareció reaccionar y brindó 15 minutos de un juego con mucho vértigo y una mayor dosis de contundencia en donde mucho tuvieron que ver los ingresos de Dalla Fontana y Fabaz. Pero fue otra imagen fugaz sin sustento sistemático. En los instantes finales, esos en donde se definen los encuentros apretados como estos, Plaza cayó preso de su apatía, cedió inexplicablemente la iniciativa, cometió demasiados penales y tuvo que resignarse a ver cómo se le escapaba un partido que en los papeles previos tenía escrita otra historia.
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