Lionel Rosenbaum también denunció que el 7 de marzo pasado otro auto de la concesionaria Natalio Automotores desapareció de una confitería del parque Urquiza. El vehículo fue robado con una de las tantas versiones del cuento del tío. La maniobra embaucatoria comenzó tres días antes cuando un muchacho acompañado de una joven llegó con la aparente intención de comprar una Renault Kangoo. El visitante probó el vehículo un tiempo largo y Rosenbaum presumió que el cliente hizo un duplicado de la llave de contacto. El 7 de marzo, una mujer de unos 40 años arribó al comercio y también se mostró interesada en el mismo vehículo. Un rato después citó a Rosenbaum al bar Siempre Munich, de avenida de la Libertad. Allí después de una breve conversación, la mujer se excusó para ir al baño, pero el gerente comercial de Natalio nunca más la vio. Entonces Rosenbaum salió a la calle y la Kangoo ya no estaba.
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