Pampa, la primera ternera clonada en la Argentina, tiene siete hermanas, de las cuales cuatro han nacido en los últimos meses, y se espera que pasado mañana nazca una octava ternera obtenida por la técnica de la clonación. La novedad reside en que varios de esos animales son transgénicos, es decir que servirán para "fabricar" desde la leche que segreguen la hormona de crecimiento, el objetivo primordial de las experiencias, según confirmó ayer el científico Carlos Melo, gerente científico del laboratorio Bio Sidus.
"Las hermanas de Pampa son ahora siete y el lunes serán ocho, y entre las cuatro más chicas, hay transgénicas, pero todavía tenemos que realizar estudios para confirmar esta información", indicó el especialista.
Los nacimientos no fueron simultáneos y se produjeron entre septiembre de 2002 y febrero de 2003 en un establecimiento bonaerense cuya ubicación no trascendió, y el número de animales continuará en aumento durante lo que resta del año, según las previsiones.
"Durante abril, además el nacimiento programado para el lunes próximo, también está previsto el alumbramiento de una nueva ternera, la décima, para el día 17", indicó Melo.
El alumbramiento de las primeras tres terneras clonadas y transgénicas, es decir que llevan en sus células el gen de la hormona del crecimiento humana (que puede ser sintetizada de la leche que producen), fue anunciado por el laboratorio el 7 de octubre último, casi dos meses después de haber presentado a Pampa, la primera ternera clonada en la Argentina.
Los alumbramientos forman parte de un proyecto para la producción de la mencionada hormona tendiente a obtener medicamentos que serán aplicados en humanos.
Los científicos esperan obtener, a partir de la leche que produzcan estos vacunos transgénicos, la hormona del crecimiento humana o somatotropina.
Recién cuando estas nuevas cuatro terneras tengan alrededor de ocho meses de vida y tengan la suficiente madurez para ser inducidas a secretar leche, los especialistas de Bio Sidus podrán saber si poseen o no la hormona del crecimiento humana.
"El gen está presente en las terneras y fue secuenciado, pero todavía queda ver si está o no presente en la leche. Es posible que esto ocurra, aunque no estamos cien por cien seguros. El gen entra en cada animal de manera diferente", explicó.
Si bien las terneras son idénticas, apuntó Melo, "el gen puede ingresar en cada una de ellas en distintos cromosomas. Una puede tenerlo en el cromosoma número 1 y otra en el 18. Como hay lugares del genoma en los que este gen no funciona, puede pasar que se aloje en esa área, lo que no significa que esto ocurra en todos los casos. Las posibilidades de que todo salga como esta previsto son altas", subrayó.
Las cuatro nuevas terneras son de raza jersey, la misma que Pampa y sus otras tres hermanas Pampa Clara, Pampa Dulce y Pampa Mansa, nacidas los días 10, 13 y 24 de septiembre pasado.
"Los primeros resultados de los análisis de la leche de las tres primeras terneras clonadas y transgénicas que nacieron en septiembre se llevarán a cabo durante mayo", anunció Melo.
Las últimas cuatro terneras nacieron en las mismas condiciones de máximo control y seguridad que Pampa y sus otras hermanas gemelas, en un quirófano que cuenta con tecnología de última generación, ubicado en un campo de la provincia de Buenos Aires.
Un equipo de 50 especialistas
El equipo de científicos del laboratorio está integrado por unas 50 personas, entre veterinarios, biólogos moleculares, bioquímicos y neonatólogos, todos argentinos, además del personal que trabaja en tareas rurales.
Este proyecto y el desarrollo alcanzado por Bio Sidus ubicó a la Argentina en el selecto grupo de países que desarrolla esta actividad científica y tecnológica.
El punto de partida para la obtención de vacunos clonados y transgénicos es el desarrollo de células de vaca que posean los genes que dirigen la producción de la proteína de interés.
En esta primera etapa del proceso se emplean técnicas de ADN recombinante para introducir los genes humanos en el genoma de células vacunas: estas se mantienen estables en el laboratorio y se seleccionan las que incorporaron efectivamente el gen humano.
Luego se obtienen óvulos de vaca no fecundados y se les quita el núcleo, permitiendo que sea reemplazado con el núcleo de las células genéticamente modificadas. Así se generan embriones transgénicos que serán implantados en los úteros de las hembras receptoras, y en el laboratorio donde nació Pampa se trabajó con alrededor de 200 de ellas.
Una vez que sean adultas, las vacas que se desarrollen a partir de estos embriones, como el caso de Pampa, serán capaces de producir en su leche la hormona de crecimiento humana y otra proteína según el gen insertado. (Télam)