Año CXXXVI
 Nº 49.803
Rosario,
sábado  05 de
abril de 2003
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Editorial
Al rescate de los ineficientes

En el marco de la grave crisis económica que desde hace largo tiempo agobia a la Argentina el anuncio del rescate de los bonos y cuasimonedas que emitieron las provincias debe ser saludado como una noticia de indudable carácter positivo. Sin embargo, el trasfondo de la situación no se corresponde con el tenor optimista. Ocurre que -más allá de la innegable dureza del contexto que debió enfrentarse- el recurso de emitir "papel pintado" siempre resulta el más sencillo: mucho más complejo, y por cierto lo que corresponde hacer, es administrar los recursos disponibles con austeridad a fin de superar la emergencia. No fue ese, claramente, el camino elegido en la mayoría de los casos, entre los cuales no debe incluirse a la provincia de Santa Fe. Y por esa razón, más allá de que se trata de un verificable progreso en esta ardua coyuntura, lo que se producirá no es otra cosa que el "rescate", en concreto, de los ineficientes.
En esta misma columna se hacía mención ayer a la escasamente saludable costumbre nacional de premiar a los peores, y se citaba a modo de ejemplo el hábito de favorecer con moratorias impositivas a quienes no cumplen oportunamente con sus obligaciones, perjudicando de modo notorio a aquellos que pagan en tiempo y forma. ¿Es el rescate de bonos y cuasimonedas un hecho que podría ser encuadrado en la misma categoría? La respuesta afirmativa debería ser pronunciada sin vacilaciones de ningún tipo.
Se insiste en recordar que Santa Fe, como una de las escasas excepciones a la regla, no intervino en el festival de bonos. En él participaron -en mayor o menor medida- las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires. Como se ve, la larga lista incluye a los dos mayores Estados del país.
Todo indica, tristemente, que aquellos que eligieron el camino más difícil, que a la vez es el más virtuoso, no hicieron sino sostener con su esfuerzo la política dispendiosa -de innegable cariz demagógico- que eligieron otros como atajo para llegar más rápido a la meta.
Poco serio, por supuesto. Mientras tanto, hasta que las reglas del juego no se modifiquen los perdedores seguirán siendo los ciudadanos responsables, es decir, quienes constituyen la abrumadora mayoría de la sociedad argentina.


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