Año CXXXVI
 Nº 49.803
Rosario,
sábado  05 de
abril de 2003
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cartas
Un giro en la historia

Hacia principios del año 1982 el último bastión nazifasista de Occidente, la dictadura militar argentina, se desmoronaba. En todo el mundo ya se sabía de los campos de concentración, las torturas y los asesinatos cometidos por los militares. A sabiendas que al final del proceso lo único que les esperaba era la cárcel el dictador Galtieri y sus secuaces, en un giro inesperado de la historia transformaron el drama interno argentino en un gran problema externo. Fue así que 48 horas después de haber sido apaleado y abaleado en la plaza de Mayo por las hordas represivas de la dictadura, porque pedía justicia y libertad y apelando a una gran concepción nacionalista y a las fibras más íntimas de su patriotismo, el pueblo argentino fue unificado y encolumnado en la causa de Malvinas el día 2 de Abril de 1982. En el curso de la historia esta actitud no era nueva. Napoleón para resolver las enormes secuelas dejadas por una década de guerra civil que azotó a Francia a partir de la caída de la monarquía propuso al pueblo galo un objetivo externo y superador: "dominemos Europa" asunto que le permitió al corso ser héroe en su propio país. Quizás el finado dictador Galtieri no pretendía tanto, pero si la causa Malvinas le salía bien podría haber extendido en el tiempo la dictadura y así evitar la deshonra y el oprobio que iban a soportar las Fuerzas Armadas que usurparon el poder constitucional el 24 de marzo de 1976 transformándose en ejércitos de ocupación de nuestro propio país con las funesta consecuencias por todos conocidas.
Ricardo Carreño


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