El remate del primer lote de soja arribado a la plaza local se instaló como una tradición en Rosario. El inicio simbólico del período de comercialización de la oleaginosa es una forma de reivindicar a la ciudad como cabecera de un complejo productivo que exporta por cifras superiores a los 5 mil millones de dólares, liderando las ventas argentinas al exterior.
Cada año, el acto se realiza más temprano en el año, debido al adelantamiento en la cosecha de soja que se produjo a partir de la introducción de nuevas variedades de semilla de siembra más temprana y ciclos más cortos.
Esta práctica, que contribuyó en parte a desestacionalizar la comercialización y acolchonar las oscilaciones de precios, forma parte del paquete tecnológico que se desarrolló con el avance del cultivo.
Para esta campaña se espera una producción cercana a las 35 millones de toneladas. Sumada a la producción de Brasil, Paraguay y Bolivia, la cosecha argentina aporta a un bloque que desplazó a Estados Unidos en el liderazgo del mercado mundial de proteínas vegetales. Gran parte de la caída de precios que experimenta la oleaginosa en las últimas semanas tiene que ver con el peso de esta producción en el cono sur. Por esta época, Brasil y Argentina irrumpen en el mercado mundial e influyen en sus cotizaciones.
Desde el norte
El otro dato que habla de la revolución sojera es la extensión de la frontera agropecuaria. Como ocurre tradicionalmente, el lote de 30 toneladas que arribó el 24 de diciembre pasado a la planta de Vicentín en San Lorenzo proviene de una provincia del norte argentino. En este caso, de El Colorado, Formosa. El lote fue producido por la firma Proyecto Agrícola Formosa (una asociación de colaboración empresaria), acopiado por Anta SA, mientras que actuó como corredor la firma Intagro.\En el remate, la mejor oferta fue la de la casa corredora Comercio Interior, que se quedó con el lote por el precio de 1.100 pesos la tonelada, más del doble de lo que la soja cotizó ayer en el mercado.