Los narcos vuelven a atacar en Río y matan a un policía

Bandas de traficantes de drogas volvieron a atacar en Río de Janeiro ayer, con acciones en varios puntos de la ciudad brasileña que causaron la muerte de un policía y destrozos en un lujoso hotel cerca de las mundialmente famosas playas de Copacabana.
Hombres armados con bombas de fabricación casera atacaron en la madrugada un supermercado, el hotel cinco estrellas Le Meridien y una estación del subterráneo, además de quemar ómnibus y autos en la avenida Brasil, uno de los principales accesos a Río y que debió ser cerrada por tiroteos entre delincuentes y policías.
El enfrentamiento provocó la muerte del teniente de la Policía Militar Gabriel Adelino, de 24 años, quien fue baleado en la cabeza y falleció poco después en un hospital. El secretario de Seguridad de Río, Josias Quintal, dijo que las acciones criminales fueron orquestadas por traficantes de drogas.
Un testigo del ataque indicó que unos 30 hombres armados irrumpieron en la avenida Brasil, ocuparon cuatro carriles de la arteria y usaron botellas de cerveza con combustible para quemar los vehículos.
Frederico Caldas, portavoz de la Policía Militar, sostuvo que cree que los actos criminales fueron una represalia. "Es probable que lo que ocurrió sea consecuencia del encarcelamiento de traficantes. Hay alguien queriendo asumir el control del tráfico, que está desarticulado", agregó.
El viernes la policía detuvo en una favela de Río a Jorge Alexandre Cándido, alias "Sombra", mano derecha del más conocido narcotraficante Luiz Fernando da Costa, conocido como Fernandinho Beira-Mar. Cándido se encontraba al momento de su detención con un instructor de tácticas guerrilleras de nacionalidad chilena, identificado como Carlos Vidal.
La policía dijo que los bandidos actuaron en tres puntos diferentes de la ciudad. En las cercanías de Copacabana, las bombas caseras rompieron algunas ventanas de la planta baja del hotel Le Meridien, ubicado frente al mar.
Un mes atrás, cuando la ciudad se encontraba repleta de turistas por el carnaval, el narcotráfico orquestó ataques similares, quemando decenas de ómnibus, arrojando bombas caseras en lugares públicos y ordenando el cierre de comercios, lo que determinó al gobierno federal a enviar al Ejército a patrullar las calles de la ciudad. (Reuters)