Año CXXXVI
 Nº 49.799
Rosario,
martes  01 de
abril de 2003
Min 17º
Máx 22º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Guerra en el Golfo. Los soldados aliados no lograron ingresar aún en la urbe
Las tropas británicas esperan refuerzos para lanzar el asalto a Basora
La segunda ciudad del país sigue en manos iraquíes, pese al cerco impuesto desde hace una semana

Beatríz Lecumberri

Basora. - Los soldados británicos que rodean desde hace una semana la sureña ciudad de Basora afirmaron ayer que esperan refuerzos para poner punto final a la resistencia de la ciudad, en cuyo interior cientos de defensores del régimen de Bagdad impiden la entrada de las tropas extranjeras desde el inicio de la guerra. "Estamos aguardando un mayor dispositivo militar. No puedo decir más", aseguró el capitán Patrick Truman a la entrada de la ciudad, admitiendo que la batalla por el control de Basora está siendo sorprendentemente dura y larga.
Desde Doha, fuentes militares informaron que unos 600 comandos británicos atacaron el barrio de Abu Al Jasib, en Basora, desde el domingo. Ningún responsable militar británico confirmó esta información ayer en Basora y la situación a las puertas de la ciudad no mostraba signos de que en el interior se había iniciado una batalla para abolir la resistencia.
No obstante, a las puertas de la localidad se respiraba una mayor tensión que en los días anteriores. Durante la mañana y sin razón aparente, el puente sobre el río Chat el Arab, que da acceso al centro de Basora, fue cortado varias horas, lo cual interrumpió la huida frenética de ciudadanos. Esporádicamente, también se escucharon disparos de morteros de las posiciones británicas e iraquíes.

Exodo desesperado
Como viene ocurriendo desde hace días, centenares de habitantes de Basora continuaron su éxodo desesperado hacia el sur en automóviles, bicicletas o a pie. Todos ellos llevaban días intentando salir, presos del fuego cruzado de tropas extranjeras y milicianos pro Saddam, que los convirtieron en sus rehenes.
Sus versiones eran idénticas: los soldados británicos todavía no han entrado al corazón de la ciudad, que está completamente controlado por las fuerzas iraquíes, sean soldados o milicianos. Los únicos ataques de las tropas extranjeras en Basora -la segunda ciudad más importante de Irak- siguen siendo bombardeos aéreos, precisos y certeros.
Según miembros de la unidad blindada británica "Ratas del Desierto", desplegada alrededor de la ciudad, durante las últimas noches se registraron combates con milicianos al oeste de la ciudad. "Encontramos el lugar de donde procedían los disparos y respondimos. Hemos acabado con ellos pero no puedo decir exactamente cuántos murieron", agregó el domingo por la noche el capitán James Multon.
En palabras de los militares, este mismo grupo había usado en los últimos días morteros y francotiradores para atacar a la población civil que intentaba abandonar la ciudad, donde viven unos 2 millones de habitantes (1 millón de ellos intramuros). "Huyo para no luchar y para salvar mi vida. La vida en el centro de Basora es casi normal pero no quiero tocar un arma para defender a este régimen", explicó Yaser, un estudiante de Bagdad que abandonó ayer la localidad.
Un automóvil del Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr) también salió precipitadamente ayer de la ciudad. Sus ocupantes, sin identificarse, confirmaron que en el interior de Basora hay suficiente comida y que el sistema de canalización de agua potable está siendo reparado. "No hemos visto combates", aseguran.
Entre los que huyen de Basora se encontraba también la familia Salah, cuyo hijo Umar, de 4 años, recibió hace una semana una esquirla de un proyectil en el tobillo durante un bombardeo. Desde entonces todavía no ha podido recibir atención médica. Finalmente ayer y después de días de espera y angustia, sus padres han podido sacarlo de la ciudad pero los militares británicos que los controlan a la salida de Basora no les prestan asistencia médica.
La pierna del pequeño, que llora de dolor, está hinchada y la sangre inunda un improvisado vendaje. Un automóvil con periodistas traslada finalmente a la familia entera a un hospital de campo británico situado en el aeropuerto militar de la ciudad donde según los soldados se han recibido otros herido s similares. (AFP)



Un soldado británico de la 7º división espera.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados