Mariano Bereznicki / La Capital
De seguir por este irregular camino le será inevitable poder esquivar la pendiente que por ahora lo lleva con mucha fuerza hacia la estación donde está anclada la Primera C. Por los lares de Sorrento hay muchas cosas que siguen sin funcionar. A decir verdad, en los últimos tiempos a Argentino nada le salió como lo había planificado. Y como si esto no bastara, ahora hay que agregarle algunos roces entre el técnico Roberto Sosa y el arquero Cristián Campestrini, acaso el mejor jugador del plantel. Pero lo cierto es que habría otros jugadores que también discrepan con el entrenador, quien piantó del primer equipo al ex canalla y encima le indicó que argumentara ante la prensa que salía por una lesión en el tobillo. Y así le fue el sábado ante San Telmo. El salaíto perdió 5 a 3 y se afirmó un poco más en el descenso directo. Si hay algo que sobresale de Roberto Sosa es que es un gran motivador. Pero eso, a esta altura, a Argentino no le sirve. Y máxime aún sabiendo de que el plantel es limitado y encima está plagado de juventud. Muchas responsabilidades juntas para ese puñado de jugadores que hacen lo que pueden fecha a fecha y sienten en carne propia la presión que cargan encima por el magro presente que viven, fruto de un pésimo pasado, ajenos a ellos y al DT. Argentino se asemeja, por lo menos en la faz deportiva, más a un volcán furioso que está a punto de expandir su lava que a un club de fútbol. Encima su entrenador le dio descanso a Cristián Campestrini, precisamente uno de los hombres más valiosos que tiene. Según se rumorea por los pasillos del José Olaeta, el jueves a la mañana el técnico dialogó a solas con Campestrini y le recriminó que en los últimos tres partidos Argentino había perdido por su culpa, motivo por el cual el Gringo se plantó firme y discutió con el entrenador. Y como si eso no bastara, en la práctica, el arquero tuvo un encontronazo con un compañero, por lo que el DT los mandó a las duchas a ambos antes de que terminara la rutina. Y ahí Sosa aprovechó para dejar de lado a Campestrini. En su lugar ingresó Mauro Andrada, a quien el técnico le inculcó hasta en la práctica liviana del viernes que tenía que salir hasta el punto del penal si era necesario para cortar los centros. Y el pibe hizo eso mismo ante San Telmo y terminó siendo responsable de la derrota. Pero el hecho más curioso es que ese pedido (salir lejos de su arco) de Sosa se debe a que al entrenador le fascina el arquero canalla Julio César Gaona y es por eso que le sugirió a Andrada que lo cumpliera a destajo, cosa que no lograba con Campestrini. En consecuencia, Argentino volvió a cosechar una derrota, la séptima en ocho partidos. En el transcurso de la semana se dirá, tal vez, que Campestrini está evolucionando bien de la supuesta lesión que nunca tuvo y es factible que el sábado, ante Temperley, esté en el arco nuevamente. O habrá que ver si Sosa ratifica a Andrada, ya que el pibe cumplió con todo lo que le pidió el entrenador ante San Telmo.
| Sosa responsabilizó al arquero de tres derrotas. | | Ampliar Foto | | |
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