La industria rosarina del calzado parece reactivarse luego de largos años de inactividad y fábricas cerradas. De la mano de la devaluación y con la masiva importación de productos brasileños momentáneamente detenida, no son pocas las pequeñas y medianas empresas del sector que comenzaron a producir nuevamente. Hoy ya son 60 las firmas locales que están funcionando a pleno y volvieron a tomar a su personal, con lo que cerca de mil rosarinos recuperaron sus empleos. Se espera que en el mes entrante, algunas empresas empiecen a tomar nuevos trabajadores.
Si bien las cifras son auspiciosas, los empresarios del sector prefieren ver el moderado repunte con cautela. "La industria del calzado está trabajando un 20 por ciento más que el año pasado, pero no hay que olvidar que esta realidad está muy lejos de ser excepcional", subrayó el gerente de la Cámara de la Industria del Calzado local, Alberto Serra.
Según reveló, el crecimiento de la industria del calzado comenzó en agosto del año pasado y generó una reactivación de fuentes de trabajo.
Es que el masivo ingreso de productos importados había condenado a decenas de fábricas al cierre definitivo, al tiempo que otras sobrevivían con el 50 por ciento de su personal suspendido y las máquinas prácticamente detenidas.
De las 140 firmas productoras de calzados que había en Rosario a comienzos de los 90, hoy sólo quedan 60, pero la "moderada reactivación" hace que algunos se animen a ver el futuro con optimismo.
"La mayoría de las firmas locales comenzó a reincorporar a su personal y hoy están trabajando a jornada completa, cuando hace dos años trabajaban sólo medio día", indicó Serra. Es más, de mantenerse esta reactivación, hay empresas que ya están pensando en incorporar nuevos trabajadores.
Pero la cautela y la incertidumbre son hoy un común denominador entre los empresarios del sector. "Está cerrada la importación y se frenó la entrada de productos brasileños y asiáticos, pero nadie se anima a decir que puede pasar en pocos meses", indicó el secretario de la Cámara del Calzado y Afines de Santa Fe, Osvaldo Siliano.
La pérdida del oficio
Lo cierto es que los años de inactividad del sector provocaron además un nuevo fenómeno: la pérdida del oficio. "Estamos notando que es muy difícil conseguir personal que sepa el oficio de zapatero", reveló Serra, al tiempo que explicó que ese trabajo "se extendía de padres a hijos, pero hace años que los mayores ya no lo enseñan".
Ahora, y con una moderada reactivación que empieza a dar sus frutos, los empresarios ya están pensando en capacitar al personal. La idea, impulsada desde la Cámara de la Industria del Calzado de Rosario, consiste en dictar cursos para los empleados de las fábricas en funcionamiento y para aquellos que aspiran a ingresar.
Es más, los empresarios también piensan en lanzar una escuela de zapateros, en donde los alumnos tengan la posibilidad de realizar prácticas en las distintas fábricas de Rosario y la región.
A la pérdida del oficio se le suma además la escasez de materia prima. "Después de años de estar parados, los proveedores están acomodándose a la nueva demanda y no es fácil conseguir los materiales necesarios para la fabricación de zapatos", explicó Serra.
Y como si esto fuera poco, los dueños de las fábricas luchan contra el bajo consumo de zapatos que tiene el mercado nacional, que hoy es el más bajo de Latinoamérica.
Otro fantasma que los asusta es la baja del dólar, que frenó las exportaciones y reaviva la sombra del ingreso de productos de Brasil. El dato no es menor, si se tiene en cuenta que en 1998 entraron a Argentina 10 millones de pares de zapatos brasileños, con lo que el vecino país triplicó la cifra de calzados que exportaba en el 95. Y no es para menos, si se tiene presente que entre 1991 y 1995 se cerraron mil fábricas y se perdieron 14 mil puestos de trabajo.
Ahora, con un contexto económico distinto, las firmas nacionales respiran algo más aliviadas. A tal punto que a fines del año pasado 10 empresas locales consiguieron exportar sus productos a países limítrofes y de Centroamérica.
Y la moderada reactivación genera optimismo en el sector. Después de años de crisis asfixiante, las persianas han vuelto a levantarse y los zapateros recuperaron sus trabajos. Un dato alentador en medio de números y realidades angustiantes.