| | Editorial La devolución de los depósitos
| Durante los próximos 120 días uno de los peores síntomas de la decadencia económica argentina -la retención de los depósitos bancarios- quedará resuelto en su totalidad si los ahorristas aceptan resignar parte de sus pretensiones de tener en su moneda de origen y en efectivo sus acreencias bancarias. La propuesta del gobierno no es la solución ideal porque, en realidad y para hacer justicia, cada ahorrista debería recuperar exactamente lo que había depositado más los intereses devengados durante todo el período en que el dinero estuvo incautado. Pero la realidad de la economía argentina sólo hace posible esta salida, que no es tan descabellada. Sólo hay que recordar que los depositantes que no pudieron esperar a que el panorama se aclare debieron malvender sus certificados de plazo fijo y apenas pudieron obtener un 20 o 25 por ciento del valor original. A quienes tenían ahorros de hasta 30 mil dólares les serán devueltos en efectivo y la diferencia con el dólar libre se cubrirá con un bono que cotizará en el mercado. Los que más apuro tengan en obtener el dinero podrán vender el título, pero en un principio no obtendrán una buena cotización. A mediano y largo plazo -si la economía sigue su marcha de recuperación- podrán sí alcanzar mejores valores de cotización y minimizar la pérdida. Quienes tengan depósitos por valores más altos deberán esperar 90 o 120 días para cobrar un plazo fijo en los bancos y la diferencia con el dólar libre también recuperarla a través de un bono. La noticia de la liberación del corralón tuvo ayer impacto en los principales diarios internacionales a pesar de que la guerra en Irak monopoliza y eclipsa cualquier otra información. El mundo consideró que Argentina ha dado un paso más para salir de la espantosa crisis del 2001/2002. Esperemos que también los propios argentinos lo comprendamos de esa manera y podamos terminar definitivamente un conflicto que viene perturbando a miles de familias. Si todos los ahorristas aceptan estas condiciones, incluso los que tienen recursos de amparo ante la Justicia, un nuevo invento nacional, como el corralito y el corralón, será parte del pasado. Y eso sería una buena noticia para la Argentina porque ningún país puede salir de la crisis y aspirar a mantener una economía en crecimiento sin un sistema financiero sólido capaz de tomar los ahorros de la gente y prestarlos para actividades productivas que devienen en empleo y bienestar.
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