Jorge Salum / La Capital
El micro de la empresa El Práctico que tumbó en Roldán el 22 de febrero, con un saldo de 10 muertos y 26 heridos, iba a 104 kilómetros por hora. Esta es una de las conclusiones a las que arribaron expertos de la Gendarmería Nacional tras examinar el coche siniestrado y el lugar del accidente. El informe de los peritos ya está en manos del juez que investiga el trágico episodio. El otro dato saliente del paper elaborado por los gendarmes es que el aparato donde quedan registrados los excesos de velocidad del micro durante su recorrido -se llama tacógrafo- había sido adulterado. Ahora los mismos técnicos tienen una misión todavía más delicada: tratar de establecer si, como se sospecha, quien iba al volante es el chofer que sobrevivió al vuelco y no su compañero, que fue una de las víctimas fatales. Una pericia de la División Criminalística de la Unidad Regional II de policía ya había establecido que el interno 124 de El Práctico iba a "más de 100 kilómetros por hora" cuando se desbarrancó al intentar bajar de la autopista Rosario-Roldán a la ruta A-012. "A esa velocidad era imposible que doblara", dijeron entonces los expertos policiales. Ahora sus pares de Gendarmería confirmaron esa presunción y fueron más lejos: según sus técnicos, el tacógrafo -una especie de caja negra del ómnibus- había sido calibrado para que registrara en su memoria velocidades inferiores a las reales y para que no grabara marcas que superasen los 100 kilómetros por hora. Además, los choferes Marcelo Oscar Ricci y Hugo Di Rosa no accionaron un dispositivo que hubiera permitido saber a simple vista quién de los dos manejaba el micro en el momento del accidente. Se trata de una pequeña perilla del tacógrafo que tiene sólo dos posiciones -una para cada chofer- que al parecer nunca había sido utilizada desde que el interno 124 salió a las rutas. La identidad de quien estaba al volante es ahora el centro de la investigación que lleva a cabo el juez correccional Daniel Acosta. Sólo Di Rosa sobrevivió a la tragedia y él afirma que en ese momento manejaba su compañero, aunque las pesquisas detectaron indicios que probarían la contrario. De hecho, Di Rosa está formalmente acusado de homicidio y lesiones graves culposas por la Justicia y su situación parece complicada. Hace algunos días, cuando se presentó ante Acosta luego de que el juez lo citara varias veces, el chofer juró que no era él quien manejaba. Sin embargo, hay un dato que siempre llamó la atención del magistrado y sus colaboradores en las pesquisas, entre ellos los investigadores de la policía: después de algunas horas de internación en un hospital, Di Rosa se convirtió en un fantasma para los detectives y por esa razón nunca había sido examinado por un médico forense. Pero la semana pasada, cuando finalmente lo vieron, habrían detectado hematomas en su vientre que podrían ser las marcas que dejó el volante tras el violento impacto. Esto reforzó las sospechas sobre su responsabilidad en la tragedia, aunque el juez Acosta ordenó otras medidas para tratar de certificarlo. Una de ellas es la declaración a los pasajeros del micro, a quien se les hará una pregunta clave: ¿vió alguno de ellos quién conducía el coche al momento del accidente? La otra es más compleja y apunta a probar, mediante una serie de pericias técnicas, si el relato de Di Rosa acerca de dónde estaba y cómo salió del ómnibus es verosímil y si las lesiones que presenta son compatibles con esa versión.
| El interno 124 de El Práctico así quedó tras la tragedia. (Foto: Sergio Toriggino) | | Ampliar Foto | | |
|
|