Año CXXXVI
 Nº 49.793
Rosario,
miércoles  26 de
marzo de 2003
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cartas
De botarates y mequetrefes

Botarate: que actúa sin pensar. La persona que derrocha o despilfarra. Mequetrefe: en quien no se puede confiar. Persona falta de formalidad y de juicio. El 20 de diciembre de 2001 parecía que la sociedad argentina había madurado. Una treintena de muertos en el país casi lo garantizaba. Un gobierno débil, que mostró señales de estupidez congénita, era desplazado y corroboraba la sensación de cambio. Para colmo, el "que se vayan todos" parecía en serio, parecía que esta vez se iban a tener que ir todos o por lo menos algunos personajes nefastos de la política nacional, incluidos los jueces de la Suprema Corte de Justicia (¿justicia?). También ayudó a que creyéramos en el cambio el hecho de que una buena parte de la sociedad saliera a la calle todos los días a patear la puerta de los bancos que se robaron el dinero de los ahorristas y que, en buena parte del territorio nacional, las asambleas barriales prometían convertirse en un semillero de nuevos dirigentes, según la lectura de muchos. Pero no fue así. Nos devolvieron el dinero que nos habían quitado, pero devaluado a bochornosos valores de usura, y las protestas callaron. Las asambleas barriales se fueron evaporando y con ellas las esperanzas de nuevos dirigentes; porque entre otras cosas, los viejos, los políticos de siempre, se quedaron todos. A tal punto se quedaron todos que hoy estamos por elegir presidente entre los mismos de siempre, incluido el que ya estuvo en la década del 90. De la Suprema Corte, mejor ni hablar: vivitos y fallando. Ahora, un nuevo hito histórico, no exclusivo de los argentinos, se nos presenta: la guerra de Estados Unidos contra Irak. Bush contra Saddam. Los que quieren el petróleo contra los que lo tienen. Los tiranos asesinos contra sus cómplices. Y nuevamente la incertidumbre: ¿Para dónde queremos salir disparando? ¿Nos ponemos a favor o en contra de la guerra? ¿Con Bush o con Saddam? ¿O mejor neutrales? ¿Qué nos convendrá? ¿Y si Bush gana y después nos marginan por no estar con ellos? ¡Qué lástima, de haberlo sabido le hubiéramos dicho que sí! ¿Y si gana Saddam y después nos mezquina el petróleo por no oponernos a la guerra? ¿Cómo saco el auto con lo que va a costar la nafta? Claro, pero están los muertos, porque muertos, aunque la CNN no los muestre, muertos hay. Bueno, pero no son muertos argentinos. Y los que dijeron que no, como Francia y Alemania, ¿cómo hacen para ser firmes, tan decididos? Claro, porque aunque nuestro gobierno dijo que no, en la sociedad todavía no sabemos muy bien si es correcto. En la tele los grandes pensadores debaten a brazo partido, algunos por el sí, otros por el no. En fin, ¡qué difícil esto de ser un pueblo coherente! Si no fuera porque somos como somos, así, un poco botarates y mequetrefes, qué lindo sería ser un poco más serios.
Lalo Puccio


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