Rosario tendrá finalmente su museo de arte contemporáneo, que a partir del 1º de agosto empezará a funcionar en los diez pisos de un reciclado silo Davis. En verdad se trata de dos noticias en una: la primera, que el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino logró reunir una colección de alrededor de 200 obras de primerísimo nivel, en gran medida gracias a la donación de artistas que gozan de un importante reconocimiento nacional. La segunda, que confirmó ayer el intendente Hermes Binner, es que esas obras constituyen la piedra fundamental de un nuevo museo, dependiente del mismo Castagnino, que ocupará el silo Davis, ubicado en la avenida de la costa entre Oroño y Alvear, un punto panorámico y urbanísticamente estratégico de Rosario.
El punto de partida para la gran colección de arte contemporáneo que está reuniendo el Castagnino se remonta a una iniciativa de la Fundación Antorchas, que hace tres años convocó a los museos del país a un concurso de proyectos. El ganador debía proponer una contraprestación a cambio de recibir una donación de 27 obras, cuidadosamente seleccionadas por el actual director del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), Marcelo Pacheco.
El entonces ganador, de Bahía Blanca, no cumplió con la contraprestación y Antorchas lanzó una nueva convocatoria. El Castagnino fue uno de los postulantes, junto al propio Malba y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, y decidió subir la apuesta.
Propuso, como contraprestación, sumar a la donación de Antorchas otra colección de más de 100 obras de reconocidos artistas nacionales, incluyendo algunas de los mismos plásticos a los que había comprado la fundación, pero aún de mayor importancia. La pregunta del millón era cómo hacerlo.
Como suele decirse, la virtud es hija de la necesidad y en este caso también lo fue del ingenio. Así, con apoyo económico de la Fundación Castagnino y de la Municipalidad, el director del museo, Fernando Farina, decidió recurrir al mangazo con una concepción estética amplia, que permitiera reunir un panorama representativo del arte contemporáneo nacional. Y le fue bien.
Más de cien artistas respondieron donando obras emblemáticas de su producción, por las que sólo recibieron un monto fijo de 500 pesos para gastos de restauración, enmarcado y envío.
No se trató de nombres menores. Entre los que dijeron sí figuran artistas de la talla de Guillermo Kuitca, Liliana Porter, Clorindo Testa, Pablo Suárez, Alfredo Prior, Edgardo Giménez, Rogelio Polesello, Nicola Costantino, Margarita Paksa, Luis Benedit, Remo Bianchedi, Pablo Siquier, Marcelo Pombo, Graciela Sacco, Jorge Macchi, Martín Di Girolamo y Ernesto Ballesteros, para nombrar sólo una mínima lista.
A ellos se sumarán la donación de Antorchas si, como se espera, da su okey definitivo al proyecto la semana próxima, y las obras de artistas contemporáneos con que ya contaba el museo, producto de donaciones anteriores, de los salones de los últimos años y del premio Rosario que otorga la Academia Nacional de Bellas Artes.
Toda esa colección y el libro del que irá acompañada prometen erigirse como un referente ineludible de la plástica nacional y serán la piedra basal del Museo de Arte Contemporáneo de Rosario. Según estimó el propio Binner, el espacio se inaugurará el 1º de agosto en el silo Davis, después de ser puesto en valor por la Secretaría de Planeamiento municipal.
Vamos Rosario
El intendente está exultante. "Rosario tendrá una exhibición permanente de obras de referencia -aseguró ayer a La Capital-, en esto no podía quedar atrás". La vehemencia del anuncio de Binner se apoya sin dudas en el indiscutido lugar ganado por la ciudad en el campo del arte, gracias a la proyección nacional e internacional que alcanzaron muchos de sus plásticos.
Por eso, el municipio decidió respaldar la apuesta del Castagnino y fue por más, para concretar el viejo anhelo de la ciudad de contar con un espacio de arte contemporáneo. "Planeamiento ya trabaja en la puesta en valor del silo: el 1º de agosto el museo podrá ponerse en marcha", anunció Binner.
Entre las opciones que se barajaban, el silo Davis presenta una ventaja adicional, que es su emplazamiento. "Es el único silo de la ciudad con una visión paisajística porque está ubicado perpendicular al río y en un lugar verdaderamente impactante", afirmó Binner.
En rigor, se trata de un proyecto relativamente simple. El subsecretario de Planeamiento, Antonio Ciancio, adelantó que esta primera etapa se limitará a "la puesta en valor y el reacondicionamiento de lo ya existente". Esto es, arreglo de los pisos de cemento, revoque de paredes, reparación de vidrios y aberturas en los diez pisos del silo y en la galería que, en el séptimo, pasa por encima de los tubos.
También se repararán los dos ascensores (uno externo, para personas y montacargas, y otro interno) y, como ingreso al predio del museo, se reacondicionará el túnel que parte de la avenida Presidente Illia y pasa por debajo de la de la Costa. El estacionamiento estará emplazado en un sector de Oroño e Illia hacia el sur.
Lo que aparece como más ambicioso de la obra es la construcción de un restaurante y bar de dos alas, que será concesionado, con un área de servicios y baños no exclusivos para los clientes, sino disponibles para todos los visitantes del lugar. "El techo del bar será una terraza de expansión de la planta baja del museo", adelantó Ciancio.
Tampoco faltarán trabajos de parquización y retrazado de senderos y rampas en el área, un verdadero mirador sobre el Paraná, que en el futuro podría incluir un balcón y la extensión del túnel hasta el nivel del río. Para el futuro quedarán otras seis plantas de galerías en los tubos, de 8 metros de diámetro, y los depósitos.
La Ciudad
