Año CXXXVI
 Nº 49.792
Rosario,
martes  25 de
marzo de 2003
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Un asaltante solitario asesinó a un vecino de Santa Fe al 5800
Lo matan de un balazo mientras arreglaba su auto frente a su casa
La descripción que los vecinos hicieron del homicida llevó a la policía a detenerlo en una cadetería de la zona

María Laura Cicerchia / La Capital

Roberto Vélez revisaba su auto en la puerta de su casa ubicada a una cuadra del complejo de cines Village, en un barrio donde los vecinos se acuestan cada vez más temprano por el miedo a los robos y arrebatos. Era tarde, más de las 11 de la noche. Su esposa salió a preguntarle si le faltaba mucho para terminar con el arreglo, pero Vélez no le respondió. En ese momento era increpado por un joven que se bajó de una bicicleta, exhibió un arma y le exigió dinero. "Llamá a la policía", le dijo el hombre a su mujer en una reacción inmediata e impensada que lo llevó a resistir el atraco y forcejear con el ladrón. Entonces retumbaron tres tiros. Uno hirió de muerte a Vélez en el abdomen. Los vecinos salieron asustados, vieron escapar al delincuente y la bronca los impulsó a no callar: lo describieron con pelos y señales. Más tarde, el sospechoso fue detenido en la cadetería donde trabajaba.
El cuerpo de Vélez quedó tendido junto a un árbol en la vereda de su casa de Santa Fe 5828, donde ayer podían verse las manchas de sangre. Desde allí fue trasladado aún con vida al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, pero falleció en la ambulancia poco antes de llegar.
La noche del domingo el hombre de 42 años estaba revisando su Peugeot 505 estacionado en el frente de su casa porque al parecer había sufrido un desperfecto mecánico. Casi no había gente en la calle aunque a metros de allí, en la esquina de Cuba y Santa Fe, se había reunido un grupo de jovencitos.
"Salí a preguntarle si le faltaba mucho, si necesitaba algo, pero no me dijo nada porque en ese momento apareció un tipo en bicicleta que quiso asaltarlo. El se resistió y me empezó a gritar que llamara a la policía", contó con los ojos húmedos la compañera de Vélez, Liliana García, de 30 años.
La mujer no pudo ver lo que pasó después porque salió corriendo a pesar de que el delincuente le había exigido que no se moviera de allí.
Vélez empezó a forcejear con el joven de bermudas, remera, campera de jean y gorra que se aferraba al revólver. Su mujer gritaba pidiendo ayuda y que llamaran a la policía. No había corrido más de media cuadra cuando se escucharon tres detonaciones. Volvió sobre sus pasos y se arrojó sobre el cuerpo de su esposo que estaba tendido en el piso, inconsciente. Tenía una herida en el abdomen de la que manaba abundante sangre.

Todos lo vieron huir
La espera de la ambulancia del Sies les pareció eterna a la mujer y a los vecinos que se acercaron a prestar ayuda. Muchos pudieron ver al delincuente cuando escapaba a todo pedal por la calle paralela a la vía en una bicicleta playera roja. Luego lo describieron en detalle a los investigadores. Otros dos menores de 16 años que lo habían visto de cerca dieron cuenta de su fisonomía a los policías de la comisaría 14ª. También los clientes de una heladería cercana lo reconocieron cuando escapaba y les dijeron a los pesquisas que el sospechoso trabajaba en una cadetería de Magallanes al 900.
Allí fueron a buscarlo los agentes del Comando Radioeléctrico. En el patio trasero del local fue hallada la bicicleta usada en el hecho. El arma no fue secuestrada y hasta ayer se ignoraba su calibre. Luciano Denhoff, de 22 años y con un antecedente por tentativa de hurto calificado, quedó detenido en la comisaría 14ª con "muchos elementos" que lo comprometen en la causa, según un jefe policial.
"Todos lo habían visto y pudieron describirlo excepto la mujer, que estaba muy shockeada. El relato de los testigos coincide en cuanto a la vestimenta y los rasgos físicos. La actuación policial fue acompañada en todo momento por los vecinos", reveló el comisario a cargo de la pesquisa.
Vélez trabajaba como auxiliar de conserje en un hotel céntrico y desde hacía 8 años estaba en pareja con Liliana, que es profesora de inglés y da clases de gimnasia en su casa. Los dos se mudaron al barrio cuando tuvieron a su hija de 5 años que ayer jugaba en la casa de una vecina, aún sin saber que habían asesinado a su padre. El hombre también tenía otros dos hijos de un matrimonio anterior.
"Era un obsesivo con el auto. Lo cuidaba más que a nadie. Siempre que venía a visitarnos se ponía a lavarlo y lustrarlo", contó el suegro de la víctima, Esteban García, quien viajó desde su campo en San Jenaro Norte para asistir al velorio del su yerno en la cochería de 3 de Febrero y Alem.



Liliana no sabía como explicarle a su hija el suceso.
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