Año CXXXVI
 Nº 49.792
Rosario,
martes  25 de
marzo de 2003
Min 21º
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cartas
Pacifismo tuerto e inoperante

Los que se oponen a la intervención anglosajona en Irak exageran su magnitud e importancia como si fuera la primera o segunda guerra o última o penúltima de la historia y recurren a un lenguaje apocalíptico alejado de la realidad: "tercera guerra mundial, genocidio, etcétera", devaluando dichas palabras por su empleo inapropiado. Este conflicto por su duración y costos en vidas y bienes será mucho más modesto que muchos otros más o menos recientes que no tuvieron tanta prensa. Pero lo lamentable es que los autodenominados pacifistas defienden la paz de los cementerios o de los esclavos, porque con su actitud están defendiendo la supervivencia del perverso régimen de Saddam Hussein. Y la paz que no se apoya en la justicia y libertad no es paz, es esconder la miseria de la muerte y opresión debajo de la alfombra. ¿Es hipocresía o necedad manifestarse en un conflicto internacional cuando uno de los participantes es Estados Unidos y guardar cómplice silencio cuando dicho país no está involucrado, aunque sea un conflicto de atroces consecuencias como ha ocurrido tantas veces y en tantos lugares? ¿Se manifestaron los "pacifistas" cuando Saddam gaseó a los kurdos de su propio pueblo o cuando invadió Kuwait o cuando atacó a Irán provocando una larga guerra que arrojó muchísimos más muertos, mutilados y destrucción que la que viene? ¿Qué hicieron los pacifistas respecto a las atrocidades serbias en Bosnia y Kosovo, con relación a la opresión de las mujeres por los talibanes en Afganistán, los asesinatos y secuestros por la guerrilla en Colombia, etcétera? Lo expuesto evidencia que es un pacifismo politizado, parcial, falso y con anteojeras, que mide con distinta vara y por ende carente de legitimidad y justificación ética. Es por ello que, lógicamente, los anglosajones no los tienen en cuenta en sus decisiones, ya que carecen verdaderamente de autoridad moral.
DNI 6.033.754


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